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Encuentro entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, en el Elíseo. París, 24 de octubre de 2017./Egyptian Presidency/Handout/Anadolu Agency/Getty Images

Europa-Egipto: falta de claridad

Lina Attalah
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La política europea hacia Egipto se basa en las mismas premisas que antes de 2011, sin que la revolución haya llevado a ponerlas en cuestión.

Las revoluciones árabes de 2011 tuvieron efectos desestabilizadores para varios actores que estaban situados en posiciones de poder en la región. Además cogieron igualmente por sorpresa tanto a los países con relaciones estrechas con la zona como a sus despóticos aliados árabes, en los que aquellos habían depositado su confianza para que preservasen un statu quo que les era favorable en el marco de los Estados nacionales posteriores a la independencia.

En los años 2000, ese statu quo estaba representado por la disposición de los líderes árabes a colaborar en cuestiones prioritarias para los gobiernos occidentales. En el caso de Europa, éstas incluían la contención de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo, la garantía de la estabilidad general en la zona de manera que se salvaguardase la seguridad de Israel, y el apoyo a los acuerdos comerciales estratégicos.

Sin embargo, tras encontrarse con que el statuo quo  se había quebrado durante las revoluciones árabes, los líderes europeos buscaron afanosamente la manera de reproducirlo, aunque, en último término, eso supusiese volver al pasado y a lo familiar. Esta búsqueda de la familiaridad y de lo cotidiano es una característica del ser humano, y los políticos no tienen por qué estar libres de ella. Pero si las revoluciones nos aportan algo, es la posibilidad de romper con las costumbres y el desarrollo de una sensibilidad que resista a la familiaridad. Las revoluciones rara vez se prevén y sus consecuencias, incluso en situaciones de aparente represión total, son imponderables. Es entonces cuando hay que resistir a lo familiar, y cuando las revueltas, aunque no desemboquen en una situación opuesta a la anterior, se convierten en llamadas…

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