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El gas de esquisto en América Latina: oportunidades y desafíos

David R. Mares
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Poseedora de un gran potencial en recursos de ‘shale gas’, la región sin embargo se enfrenta a dificultades para desarrollar su explotación. Las leyes medioambientales, el papel del Estado y los retornos locales son asuntos clave en la creación de un clima favorable para la inversión.

Los debates sobre los mercados mundiales de la energía auguran con entusiasmo que para la década de 2020 el centro geopolítico energético se habrá desplazado de nuevo al hemisferio occidental. La región había dominado los mercados del petróleo hasta la Segunda Guerra mundial, tras lo cual Oriente Próximo –con su petróleo barato, abundante y de alta calidad– se convirtió en el epicentro de la geopolítica de la energía. Aunque el petróleo (las arenas bituminosas de Canadá, el crudo pesado de Venezuela, el petróleo presalino de Brasil y el petróleo de esquisto de Estados Unidos) sigue presidiendo la discusión, se prevé que el porcentaje de gas natural en el total de energía iguale al del petróleo en 2030, con un 28 por cien. El espectacular cambio de rumbo en el mercado del gas natural estadounidense, consecuencia de la “revolución del gas de esquisto” que está haciendo que el país pase de ser un importador neto a ser un exportador neto de gas natural, es un elemento importante en el debate.

Según un estudio encargado por la Agencia de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) y elaborado por Advanced Resources International (ARI), América Latina sería rica en gas de esquisto. El estudio de ARI presenta indicadores preliminares de la localización de las principales cuencas en potencia de gas de esquisto sometidas a examen. La situación excepcional del hemisferio occidental es evidente (aunque la mayoría de las cuencas todavía están por explorar), al igual que lo son las de Argentina, México, Brasil y Paraguay en…

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