INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 883

#ISPE 883. 24 marzo 2014

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Ocupación, anexión, disuasión, OTAN, Occidente, Rusia… Todos coinciden en que el vocabulario remite a la guerra fría, pero más que al retorno de la política de bloques, la crisis de Crimea apela sobre todo al diseño de una nueva relación con Moscú. La Unión Europea, con Alemania a la cabeza, debe elaborar una política coherente hacia Rusia, mientras la OTAN se enfrenta a un recuperado protagonismo en Europa y en Asia Central temen una resucitada “doctrina Brezhnev” que los convierta en Estados vasallos.

Con su concisión habitual, Informe Semanal de Política Exterior (#ISPE) examina los frentes económicos, militares y políticos que Rusia ha abierto tras su anexión de Crimea. Las dificultades de la comunidad internacional a la hora de responder a la acción de Vladimir Putin parten de la complejidad de todos los intereses en juego. Para entenderlos, ofrecemos a continuación en abierto cuatro piezas del #ISPE 883.

 

¿Una nueva guerra fría?

BERLÍN Y LA CONTENCIÓN DE RUSIA

Después de muchos años casi en desuso, el término “Occidente” vuelve a ser utilizado en la prensa mundial para denominar a Estados Unidos y a sus aliados europeos. No es la única señal de que los gélidos vientos de la guerra fría han comenzado a soplar otra vez en el Atlántico norte. La anexión de Crimea por la Federación Rusa va a hacer inevitable el diseño de una estrategia de contención de Rusia.

“Kiev es la madre de todas las ciudades rusas”, dijo Vladimir Putin en la ceremonia en el Kremlin en la que se firmó la anexión, recordando que el colapso soviético convirtió a los rusos en el mayor grupo étnico del mundo dividido por fronteras. Ni Washington ni Bruselas pueden permitirse ignorar esa amenaza sin exponerse a alentar mayores agresiones a la estabilidad europea. Si Ucrania es…

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