Autor: Ryan Avent
Editorial: Ariel
Fecha: 2017
Páginas: 382
Lugar: Barcelona

Prosperidad, desempleo y robots

Política Exterior
 | 

Es inevitable e inminente. Ryan Avent es claro en su pronóstico sobre la automatización del trabajo y el desplazamiento de los humanos por los robots en el mercado laboral. En paralelo también será inevitable –ya lo estamos viendo– una agitación social generalizada en el mundo desarrollado y a derecha e izquierda del espectro político. Siempre que ha habido un cambio tecnológico profundo, como sucedió en la Revolución Industrial, y se reorganiza radicalmente la actividad económica hay inestabilidad social y política. En este marco hay que atender los actuales movimientos populistas y las tendencias nacionalistas.

La riqueza de los humanos, el último libro del editor y periodista económico en The Economist Ryan Avent, advierte que, ante la imposibilidad de detener el cambio, solo queda gestionarlo políticamente a través de un nuevo contrato social que evite una polarización sin igual entre ricos y pobres: entre una élite que trabaja con altos salarios y una mayoría desempleada con escasos recursos económicos. Avent asegura que “la mayor parte de las personas no trabajará de aquí a 50 años”. Solo hay una manera para sostener una sociedad sin rentas del trabajo: la redistribución de la riqueza. El autor cierra su libro con una frase rotunda que explica por qué esta redistribución es imperativa: “deberíamos ser lo bastante inteligentes y éticos como para mantener el orden social sin amenazar a parte de la población con el empobrecimiento”.

Pero el efecto de este mundo sin trabajo, o en el que trabajarán solo unos cuantos elegidos, genera problemas que superan el orden económico; afectará al proyecto vital del individuo, que ya no sabe si su formación académica y su experiencia profesional servirán para algo mañana. Avent sabe bien de lo que habla porque procede de un sector, el periodístico, que se ha visto sacudido desde los cimientos por la revolución digital: la pérdida de valor de la publicidad tradicional, la labor de los corresponsales, diseñadores gráficos, el valor del papel, la gratuidad de la mayoría de los contenidos en Internet, la rapidez y escasa fiabilidad de la información que circula por las redes sociales, por no hablar del cierre de imprentas de medios de comunicación por todo el mundo y la desaparición de quioscos.

Podría adelantarse que en pocos años la persona del año en la portada de la revista Time sea un robot. La multitud de libros recientes sobre robotización, inteligencia artificial y automatización dan por seguro que no habrá sector que se libre de su creciente presencia; desde la banca, hasta los despachos de abogados, los servicios de hostelería, la sanidad y las fábricas. Avent no aligera el temor generalizado al desplazamiento de los humanos por máquinas inteligentes, más productivas y eficaces, pero recuerda que este cambio tecnológico-económico es cíclico en la historia de la humanidad y se asemeja en gran medida al ocurrido durante la Revolución Industrial. Al igual que esta, este nuevo mundo digital dará frutos para todos, pero el cambio será desgarrador y “antes de que lleguemos al punto C, un mundo en el que los beneficios de la revolución digital se distribuyen de manera generalizada y pacífica, debemos prepararnos para experimentar adversidades. Y dichas adversidades ya han dado comienzo”. La fiera batalla social apenas ha empezado. @ryanavent