POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 149

Alemania: tensiones internas y presiones externas

Ulrike Guérot
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En tensión con su coalición de gobierno, el Bundestag y la prensa alemana, Angela Merkel trata de sobrevivir políticamente en su país al tiempo que aguanta la presión de los países del sur de la UE.

No estaba previsto que la Cumbre de la Unión Europea del 28 y 29 de junio fuera tan grande y ruidosa. Desde la cumbre de la pasada primavera, el gobierno de Alemania había tratado que los esfuerzos por salvar al euro pasaran de una dinámica de crisis a un ritmo más sosegado, en parte porque la opinión pública alemana se mostraba cada vez más inquieta y porque, simple y llanamente, como muestran los sondeos, un 70 por cien de los ciudadanos está cansado de la crisis. No obstante, antes de la celebración de la cumbre, en Alemania se agudizó la preocupación por la situación que atraviesan España e Italia y se planteó la cuestión de si, llegado el caso, ambos países tendrían que acogerse a los mecanismos de rescate de la zona euro.

Desde la perspectiva alemana, no se podía negar la existencia de presión negociadora. En realidad, el gobierno federal tenía intención de ayudar a España e Italia de forma discreta en la cumbre de junio, pero siempre en el marco de la estrategia alemana de rescate del euro, consistente en hacer estrictamente lo necesario en cada situación para rescatar la moneda única, pero sin comprometerse a prestar ayuda de forma precipitada o vinculante a largo plazo (por ejemplo, mediante la creación de eurobonos), y sin exponerse a ataques en el ámbito de la política interior por haber rebasado “líneas rojas” establecidas en su Constitución…

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