POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 123

Claves para el encuentro entre Europa y Asia

Carlos Buhigas Schubert
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Una Europa vieja y lenta que se enfrenta a la vitalidad y energía de Asia. ¿Es este el punto de partida de cualquier análisis sobre las relaciones euroasiáticas? Los dilemas internos y externos de la UE no deben eclipsar su capacidad como modelo de cooperación estable hacia Asia.

Los redactores de la globalización en ocasiones tienen poca memoria o saben poco de Historia. O, mejor dicho, recuerdan a lo que Javier Marías escribió en uno de sus cuentos sobre “hombres y mujeres nuevos que creen, como los niños, que el mundo empezó con su nacimiento y para los que no tiene ningún sentido preguntarse por nuestra existencia pasada o barrida”. Es cierto, la globalización peca mucho de novedad y simpleza, de titular en vez de contenido.

El debate que tiene lugar sobre Asia estos años, muchas veces promovido por la prensa económica, abusa de la hipérbole y da pie a una continua sensación de sobresalto sobre lo que parece que se nos viene encima: la conquista global del made in China.

Durante los últimos años no han faltado preguntas acerca de cómo Europa puede hacer frente a los retos planteados por la globalización. Gran parte de este debate refleja –a menudo con un tono catastrofista– la llegada ineludible del desafío asiático. En este sentido, nos dejamos llevar por la impresión que produce en el imaginario colectivo la presentación reiterativa –que no explicación– de algunos indicadores generales como el porcentaje de crecimiento económico, el bajo coste de la mano de obra en Asia o el descenso demográfico en Europa.

El éxito económico de los países asiáticos está fuera de toda duda, con niveles extraordinarios de crecimiento continuado durante las tres últimas décadas. Esta tendencia contrasta con tasas de crecimiento en algunos países europeos muy por debajo de su potencial y…

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