POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 145

España ante un Mediterráneo transformado

Haizam Amirah Fernández
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Las transiciones abiertas en algunos países árabes, las revueltas que continúan y los procesos de reforma en otros deben llevar a España a una redefinición de la política mediterránea. Hay mucho en juego para el bienestar de la sociedad y la economía españolas.

 

El nuevo gobierno de Mariano Rajoy tendrá que reformular la política mediterránea española y adaptarla a las realidades de un vecindario norteafricano en profunda transformación. La inesperada y arrolladora ola contra el autoritarismo iniciada en 2011 muy probablemente seguirá recorriendo el Magreb y Oriente Próximo durante años, y no es de esperar que esa tendencia se vaya a revertir. Esta nueva etapa representa un gran desafío para los gobernantes a ambas orillas del Mediterráneo. Por un lado, las transiciones ya en curso en Túnez, Egipto y Libia –y aquellas que puedan sumarse en los próximos meses o años– se enfrentan a dificultades colosales, aunque no por ello imposibles de superar. Por otro, los diferentes ritmos de los cambios en cada país hacen imposible diseñar una misma política para toda la región. Sin embargo, la llamada “primavera árabe” ha marcado un punto de inflexión que ofrece una oportunidad histórica para transformar el modelo de estabilidad en torno al Mediterráneo.

 

Frente a la crisis económica y a las incertidumbres políticas en las dos orillas del Mediterráneo, parece haberse instalado en el norte cierto pesimismo –en ocasiones rozando el fatalismo– sobre la inevitabilidad de que las transiciones árabes conduzcan al caos o al triunfo de opciones políticas contrarias a los intereses europeos. Sea esa la estación final de la “primavera árabe” o no (y nada determina que tenga que serlo), ni el pesimismo ni la apatía son una opción para Europa si no se quiere que el peor escenario posible se convierta en una profecía autocumplida. Tampoco una…

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