POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 131

Guatemala, violencia política e impunidad

Michael Shifter
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El arte del asesinato político. ¿Quién mató al obispo?

Francisco Goldman

Barcelona: Anagrama, 2009. 536 págs.

Para bien o para mal, América Central vuelve a salir en las noticias. En Honduras, la expulsión por la fuerza el 28 de junio de un presidente democráticamente elegido ha llamado la atención sobre la fragilidad de las instituciones en la región y es un desagradable recordatorio de que los militares no han quedado necesariamente relegados al pasado. Es más, los observadores coinciden en que, en noviembre de 2008, el proceso democrático fue infringido en Nicaragua por el fraude en las elecciones locales, lo que pone de relieve la preocupación regional ante el creciente autoritarismo.

De hecho, tal vez con la excepción de El Salvador, donde un nuevo gobierno ha traído ciertas esperanzas de mayor cooperación y renovación en la política, las noticias que llegan del istmo no son demasiado alentadoras. Los últimos acontecimientos en Guatemala, el país más grande de Centroamérica, son especialmente preocupantes, incluso escalofriantes. El extraño y todavía no resuelto asesinato del abogado guatemalteco Rodrigo Rosenberg en mayo de 2009 (que justo antes de su asesinato apareció en un vídeo señalando con un dedo acusador al presidente, Álvaro Colom, si algo llegaba a sucederle) ha alimentado la especulación generalizada sobre quién ha sido responsable del crimen, y no ha hecho más que sumarse a la ya considerable incertidumbre política en el país.

El patetismo de la actual situación de Guatemala trae a la memoria otro asesinato, hace más de una década, que fue indeciblemente horripilante y aterrador. En diciembre de 1998, el obispo Juan Gerardi fue golpeado hasta morir cuando se dirigía hacia su coche en la ciudad de Guatemala, justo dos días después de haber publicado un informe sobre derechos humanos de cuatro volúmenes en el que se detallaban las…

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