POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 174

Partidaria de la candidatura demócrata del independiente Bernie Sanders en un mitin durante las primarias (Pittsburgh, Pensilvania, 25 de abril de 2016). GETTY

Unas elecciones sobre la desigualdad

El sueño americano choca frontalmente con los índices crecientes de desigualdad de ingresos en EEUU. Ni Hillary Clinton ni Donald Trump han propuesto políticas serias para afrontar un problema económico y político que amenaza la estabilidad del sistema.
Richard V. Reeves
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Terminado el último debate presidencial, ya era oficial: en una campaña electoral que empezó dando protagonismo absoluto a la desigualdad –con el inesperado auge del demócrata Bernie Sanders y republicanos como Ron Paul hablando de la brecha entre ricos y pobres–, los discursos se han ido sucediendo sin que ninguno de los candidatos pronunciara las palabras “desigualdad de ingresos”. De hecho, la desigualdad ha resultado ser un asunto especialmente problemático para la pareja de candidatos.

Hillary Clinton trata de parecer más en contacto con los “estadounidenses de a pie”, insistiendo en la riqueza y en las declaraciones de la renta de Donald Trump. Pero ella misma tiene dificultades para defender ese argumento, dados los desorbitados honorarios que ha cobrado por sus conferencias y un patrimonio neto de más de 100 millones de dólares. Si a eso le sumamos la indignación por la financiación de la Fundación Clinton, resulta fácil entender por qué llamar la atención sobre la desigualdad es contraproducente para Clinton.

Mientras la candidata demócrata intenta quitarle importancia a su fortuna, Trump no deja de atraer la atención sobre la suya. En 2015, en una exhibición especialmente ostentosa, se llevó a unos niños de paseo en su helicóptero personal por la feria estatal de Iowa. El republicano promete devolver la “riqueza” a Estados Unidos, pero habla de los menos acomodados –inmigrantes y beneficiarios de ayudas sociales, entre otros– con al menos tanta hostilidad como compasión. Así, resulta difícil proponer políticas sólidas y empíricas para afrontar el problema.

Pero el hecho de que los candidatos no hablen explícitamente de la desigualdad de ingresos no significa que este asunto no haya condicionado las elecciones. De hecho, en ciertos aspectos, la desigualdad las ha definido. Los seguidores de Trump notan que no progresan, y están cansados de ello. Aunque no sean especialmente…

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