Protestas ante la cumbre del G-20 en Hamburgo. KEVIN HACKERT, FLICKR.

G-20 confuso: ¿Aislar o aplacar a Trump?

Jorge Tamames
 |  6 de julio de 2017

Desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en noviembre de 2016, parte de la opinión pública estadounidense ha encontrado consuelo en la supuesta oposición que realizarán a su agenda, fuera de las fronteras de Estados Unidos, dirigentes centristas como el canadiense Justin Trudeau y el francés Emmanuel Macron. La fortaleza o debilidad de esta internacional liberal quedará plasmada durante la cumbre del G-20, que se celebra el 7 y 8 de julio en Hamburgo. La cita se presenta como un choque de trenes entre Washington y varios de sus socios europeos, que tendrán que optar entre aplacar a Trump o aislarlo, arriesgándose a que la cumbre se perciba como un fracaso.

Los roces entre Washington y la Unión Europea no son nuevos. Tanto en campaña como en el despacho oval, Trump no se ha contenido a la hora de realizar juicios negativos sobre la UE y sus dirigentes. En la cumbre del G-7 en Taormina, las divisiones en asuntos como inmigración y calentamiento global era palpable. Pero ahora los países europeos tienen la oportunidad de formar un “frente común” en un foro que representa el 85% y PIB global y dos tercios de la población del planeta.

Alemania es la pieza clave en el intento de aislar a Trump. El país anfitrión –y actual presidente del G-20– llega a la cumbre con una agenda internacional ambiciosa, que incluye el lanzamiento de un “Plan Marshall” para África. Angela Merkel parece posicionada para obtener su cuarto mandato en las elecciones federales de septiembre. Consciente de que la pésima valoración de Trump en Alemania no aconseja una cooperación incondicional, Merkel no ha disimulado sus roces con el presidente estadounidense. “Las diferencias son obvias, y estaría mal pretender que no están ahí”, admitió en una reciente comparecencia parlamentaria.

A fuerza de declaraciones como esta, Merkel aumenta su popularidad internacional. Uno de los efectos secundarios del extremismo desbocado de Trump es que mejora la valoración pública de los políticos que le cuestionan. Como muestra un reciente estudio del Pew Research, la imagen de EEUU se ha desplomado tras las elecciones de noviembre.

 

TrumpUE

 

Hasta ahora, la diplomacia alemana no ha logrado coagular ningún bloque centrista para aislar a EEUU. Aunque la elección de Trump parece haber reforzado al eje franco-alemán, abundan los países occidentales que no desean contrariar a la Casa Blanca. Entre ellos están el propio Trudeau, la británica Theresa May y el gobierno español. El antiamericanismo pasivo de España se traduce en una de las valoraciones más negativas del presidente estadounidense que, sin embargo, no obtiene representación a nivel institucional.

 

Pew Research: valoración internacional de Donald Trump
Pew Research: valoración internacional de Donald Trump

 

Independientemente de las actitudes de sus dirigentes, la agenda del G-20 emplaza a sus miembros a chocar con EEUU. Aunque Trump criticó el proteccionismo en la cumbre del G-7, durante las últimas semanas se ha desmarcado de esta posición, amenazando con la aplicación de tarifas en el sector agrícola e incluso el acero. Ante el descarrile del TTIP, la UE está apostando por la globalización, estableciendo tratados comerciales con Canadá y Japón. La tensión comercial no hace más que ir en aumento, con Trump repitiendo su recurrente acusación de que Alemania –como antes decía de China– manipula el valor de su moneda.

El calentamiento global es ­–valga la redundancia– otro asunto candente. La decisión estadounidense de abandonar el Acuerdo de París ha convertido a Alemania en responsable de salvaguardar el tratado medioambiental. Para ello, Berlín ha logrado sumar a Pekín y Nueva Deli a la defensa del acuerdo.

Incluso la relación con Rusia anticipa roces transatlánticos. Trump, que en Hamburgo se reunirá por primera vez con Vladimir Putin, se ha opuesto a la construcción del gasoducto Nord Stream 2, que consolidaría la dependencia energética de la UE respecto a Rusia. En este caso no faltan socios europeos dispuestos a respaldar la posición estadounidense. Trump, por su parte, parece preparado para desembarazarse del sambenito de títere de Moscú que el Partido Demócrata insiste en colgarle.

Además de las tensiones internas, Hamburgo estará condicionado por las protestas externas. El 2 de julio, 10.000 manifestantes tomaron las calles de la ciudad para protestar contra la cumbre. Bajo el eslogan de “Bienvenidos al infierno” y con hasta 100.000 posibles asistentes, diversas asociaciones y movimientos de izquierda han propuesto rodear las sedes de la cumbre para reivindicar su agenda. Aunque los anfitriones parecen interesados en destacar la libertad de protesta en su país –un recordatorio incómodo para asistentes como el turco Recep Tayyip Erdogan o el propio Trump–, más de 20.000 policías han sido movilizados para mantener la ciudad bajo control.

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