El alcalde de Budapest, Gergely Karacsony, cuando aún era candidato durante una reunión de prensa internacional el 1 de octubre de 2019/GETTY

El Grupo de Visegrado: alcaldes liberales contra el populismo

Marcos Suárez Sipmann
 |  19 de diciembre de 2019

Esta semana los alcaldes de Budapest, Praga, Varsovia y Bratislava han firmado el Pacto de Ciudades Libres. Suscrito en la capital húngara por su alcalde Gergely Karácsony, Rafal Trzaskowski (Varsovia), Zdeněk Hřib (Praga) y Matúš Vallo (Bratislava) se proponen combinar sus esfuerzos en la búsqueda de financiación directa de la Unión Europea para sus respectivas ciudades. El lugar elegido para ello ha sido el antiguo campus de la Universidad Centroeuropea de Budapest, de alto valor simbólico por ser la institución académica financiada por el filántropo de origen húngaro George Soros, que el año pasado se vio abocada a trasladar la mayor parte de su actividad a Viena debido al acoso del primer ministro nacionalista Viktor Orbán.

El objetivo indicado por los signatarios en el documento es la coordinación para promover la libertad, la dignidad humana, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho, la justicia social, la tolerancia y la diversidad cultural. Defenderá soluciones a la medida para sus ciudades en las políticas europeas de cohesión, empleo, medio ambiente, clima, energía, transporte y economía, así como durante la construcción legislativa del Pilar Europeo de Derechos Sociales. Compartirá sus mejores prácticas en gestión urbana inteligente en los ámbitos de planificación urbana sostenible, protección climática, inclusión social, vivienda, transporte, agenda digital y cualquier otro de mutuo interés.

La declaración conjunta de los regidores progresistas de las capitales de Hungría, República Checa, Polonia y Eslovaquia, países integrantes del Grupo de Visegrado conocido como V4, lanza un claro mensaje integrador frente a la retórica ultranacionalista y populista, la xenofobia y el antieuropeísmo. La señal es muy oportuna puesto que se da en un momento en el que los gobiernos del V4 difieren de las instituciones de la UE en temas tan fundamentales como son la inmigración, la justicia, la corrupción y el cambio climático. Karácsony y sus homólogos de las capitales del V4 pertenecen a una generación joven con análoga orientación política y que aspira a luchar contra el populismo y el nacionalismo. Forman parte de los partidos de oposición. En el caso eslovaco es un independiente.

El nuevo alcalde de centro-izquierda de Budapest (sociólogo, 44 años) tras su sorprendente victoria en las municipales de octubre, es un fuerte opositor de Orbán y su Unión Cívica Húngara, Fidesz. Los liberales también han ganado en ciudades como Miskolc, Szeged, Pecs…, lo que puede significar una auténtica ola de cambio en Hungría.

Karácsony explica que las cuatro capitales intentarán convencer a la UE de que es necesario hacer llegar más fondos directamente a los ayuntamientos, ya que una gran cantidad del dinero comunitario en realidad “llega a oligarcas cercanos al poder”. Alude con ello a los recientes escándalos de corrupción y malversación de fondos europeos en Hungría y República Checa, los dos únicos Estados miembros contra los que se ha iniciado el procedimiento del Artículo 7, el mecanismo recogido en el Tratado de Lisboa y que puede incluso suponer la suspensión del derecho a voto en las reuniones del Consejo Europeo. Interesa subrayar en este contexto que la nueva Comisión de Ursula von der Leyen se propone vincular el presupuesto de la UE, el próximo Marco Financiero Plurianual 2021-2027, al respeto del Estado de Derecho.

Karácsony no solo está convencido de que “nuestras ciudades pueden hacer milagros para enfrentar el cambio climático y promover la innovación” sino que además “desde ellas podemos comenzar a revertir las señales que apuntan a una crisis de democracia”. Las considera como islas en un entorno político caracterizado por una centralización del poder. Por eso celebra esta alianza como un “nuevo capítulo”, una alternativa abierta, verde y cosmopolita que permite “proteger lo bueno que hay en la pertenencia europea”.

 

Posturas críticas

Se trata de unir fuerzas frente al populismo que en palabras del alcalde de Praga, representa “una respuesta errónea y simplista a los problemas”. Hřib (médico, 38), afiliado al antiestablishment Partido Pirata, mantiene una postura muy crítica hacia el poder del primer ministro checo Andrej Babiš y su Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO). Advierte que los gobiernos que por razones políticas quitan dinero a las ciudades – los motores de crecimiento – perjudican a toda la región.

Hřib destaca en otro crucial aspecto de política exterior: pone en jaque las relaciones con China. El gigante asiático pretende convertir a los países del Este en estratégica cabeza de puente de su nueva Ruta de la Seda hacia la UE. Pero el alcalde no tiene intención de plegarse al acercamiento con Pekín promovido por el presidente checo, Milos Zeman. En 2016 se acordó el hermanamiento entre ambas capitales, que incluía el reconocimiento de “una sola China”, es decir, el reconocimiento de la soberanía china sobre Taiwán.

Ahora Pekín ha roto el acuerdo de hermanamiento ante la exigencia de Hřib (quien antes de entrar en política trabajó en Taiwán) de quitar la cláusula del texto. Zeman, impulsor del acercamiento a Rusia y China, acusa a Hřib de “dañar deliberadamente” las relaciones con este último país.

En Polonia el alcalde centrista de Varsovia, Trzaskowski (politólogo especializado en estudios europeos, 47) ganó las elecciones en 2018 como candidato de Coalición Cívica. Es asimismo una figura emblemática de la oposición a los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS). Es conocido por sus políticas inclusivas. En febrero aprobó una declaración a favor de los derechos del colectivo LGTB. Introduce medidas valientes como la introducción de programas sobre educación sexual y tolerancia en las escuelas de la capital.

Según Vallo (arquitecto, 42), alcalde de Bratislava y sin afiliación partidaria, la región de Visegrado tiene la mayor concentración de diversidad, social, religiosa, política, étnica y nacional pero lamenta que “se está cerrando a la influencia del mundo occidental libre”. Sostiene que la idea principal del pacto es la cooperación y el intercambio de experiencias. “Vivir en nuestras ciudades, más que en cualquier otro lugar, requiere tolerancia y apertura”. Cercanas geográficamente, tienen una historia común: 40 años de gobierno totalitario y la adhesión a la comunidad de países democráticos. “Compartimos una experiencia similar de desarrollo acelerado con todas sus consecuencias indeseables”.

Eslovaquia, único país del V4 integrante de la eurozona, con la presencia de los socialdemócratas en el poder ha venido manteniendo un rumbo más europeísta que el de los otros tres socios. La elección de la abogada Zuzana Čaputová como presidenta, subrayaba el esfuerzo por desmarcarse de la vía del iliberalismo. Sin embargo, la débil coalición gobernante del primer ministro Peter Pellegrini podría perder su actual mayoría en las parlamentarias de finales de febrero próximo.

Cabe decir en resumen que el Pacto de Ciudades Libres es una alianza cultural y política, bajo el conocido lema Think globally, act locally (piensa globalmente, actúa localmente). Nos muestra una cara más amable del euroescéptico V4, los “chicos malos de Europa”. Proeuropea, liberal, verde, social y tolerante. La iniciativa ayudará a cambiar la imagen de estos cuatro países y a combatir el populismo. Sin duda, una buena noticia.

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