Netanyahu salpicado por el nepotismo y la corrupción

Julio de la Guardia
 |  27 de enero de 2017

El comienzo del año no ha podido ser más complicado para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que decidió cancelar su participación en la reciente edición del Foro Económico de Davos para controlar daños en el frente doméstico. En tres días fue interrogado en dos ocasiones por la unidad anti-fraude de la policía, y todo apunta a que podría volver a serlo por tercera vez. Según los medios de comunicación israelíes que disponen de las correspondientes transcripciones, la fiscalía general del Estado tiene en su poder varias grabaciones de voz realizadas durante reuniones donde Netanyahu negoció un acuerdo simbiótico con Arnón Mozes, empresario y editor del Yediot Ajaronot –hasta hace pocos años el diario de mayor tirada en Israel–, en vísperas de las últimas elecciones de marzo de 2015.

De acuerdo a las filtraciones e informaciones publicadas hasta ahora, Mozes habría propuesto a Netanyahu que tanto el periódico como su popular versión digital Ynet pasaran a realizar una cobertura favorable de su persona y la de su controvertida mujer, Sara, a cambio de beneficios para su periódico. Entre estos, la aprobación parlamentaria de una nueva ley de medios de comunicación que obligue al diario de distribución gratuita Israel Hayom a cobrar un precio mínimo por ejemplar y, posiblemente, al cierre de su edición de fin de semana.

El periódico Israel Hayom, fundado en 2007 por el multimillonario estadounidense Sheldon Adelson, es conocido popularmente como el Bibiton –fusión del apodo del primer ministro, Bibi, y la palabra Iton, periódico en hebreo– dado que siempre ha apoyado sus políticas y mostrado una clara amnesia selectiva ante las corruptelas que han rodeado a Netanyahu desde que se hizo cargo del gobierno en 2009. Aunque Netanyahu ha negado taxativamente todas las acusaciones, se especula sobre si aparecerán nuevas grabaciones en el marco de la investigación criminal abierta por el fiscal general, Avijai Mandelblit, que le podría obligar a ser sometido a un tercer interrogatorio por presunta corrupción.

Según las grabaciones, además de comprometerse a apoyar el controvertido proyecto de ley que impediría la gratuidad de Israel Hayom –cuyo primer trámite parlamentario a finales de 2014 provocó una crisis de gobierno por la que cesó a su ministro de Hacienda, Yair Lapid, y la titular de Justicia, Tzipi Livni, lo que llevó a elecciones anticipadas cuando quedaban todavía dos años de legislatura–, Netanyahu ayudó a Mozes a buscar compradores para su grupo empresarial. Entre ellos, la editorial alemana Axel Springer –propietaria de los diarios Die Welt y Bild– que hubieran asegurado una cobertura afín a sus intereses, en una clara maniobra de manipulación mediática.

 

Regalos y favores

El otro frente abierto del primer ministro estaría relacionado con la aceptación de valiosos regalos –cigarros puros para él y champagne para su mujer– por parte de acaudalados amigos suyos, sin declararlos a la hacienda pública. Entre ellos, del conocido productor cinematográfico Arnón Milján –que saltó a la fama con la película Pretty Woman–, quien le habría proporcionado obsequios por valor de más de 400.000 shequels (unos 100.000 euros). En contrapartida, Netanyahu le habría ayudado a renovar por diez años su visado de residencia en Estados Unidos –cuando inicialmente se lo habían concedido por uno– haciendo uso de su interlocución privilegiada con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry.

La fiscalía también sospecha que Netanyahu, quien dirige el país desde hace ocho años ininterrumpidos y al término de este mandato se convertirá en el jefe de gobierno más longevo de la democracia israelí, ha estado recibiendo favores y obsequios por parte de terceros en busca de contrapartidas económicas. Entre estos estaría el multimillonario australiano James Packer, quien además habría supuestamente prestado su avión privado y financiado el alojamiento en hoteles de lujo para su hijo mayor, Yair, que también ha tenido que declarar ante la unidad anti-fraude de la policía nacional (Lahav 433). A cambio, Netanyahu le habría presuntamente ayudado a obtener la residencia permanente en Israel, en donde tiene lucrativos negocios.

Aunque hasta ahora Netanyahu ha demostrado gran habilidad a la hora de escapar de la justicia –ya fue investigado por el exceso de gasto dentro de su residencia a costa del erario público y por haber recibido donaciones irregulares por parte del multimillonario francés Arnaud Mimran, pero nunca llegó a ser imputado– ahora podría ser diferente. El supuesto intento de crear un duopolio mediático afín para perpetuarse indefinidamente en el poder podría colocarle en el punto de mira de la justicia tal como ya le ocurriera a su predecesor, Ehud Olmert, quien finalmente fue juzgado por corrupción, y a día de hoy todavía cumple una condena de más de dos años de prisión.

 

Precedentes inmediatos

A diferencia de Olmert –y de Ariel Sharon, quien al final de su carrera política también fue investigado por supuesta corrupción y financiación ilegal de campañas electorales, pero entró en coma antes de poder ser imputado a principios de 2006–, Netanyahu parece tener todo bajo control y a los principales actores de su parte. No solo al fiscal Mandelblit, sino también al director general de la policía nacional, Roni Alsheij. Este ha asegurado que tras la investigación pertinente, la institución a la que ahora representa –previamente ejerció como director adjunto del servicio de seguridad interior, Shabak– ya ha llegado a sus correspondientes conclusiones, dando a entender que no hay indicios de criminalidad, por lo que la imputación parece improbable.

Pero la clave en estos momentos no está quizá tanto en la fiscalía y en la policía como en el Canal 2 de televisión y en el prestigioso diario Haaretz, que además de contar con las transcripciones de las cintas incriminatorias, parecen dispuestos a llevar las pesquisas hasta sus últimas consecuencias. Pues una cosa es disfrutar del lujo y la riqueza –como hacen los Netanyahu, lo que, pese a que contradiga la austeridad de los padres de la patria, se corresponde con el espíritu de los tiempos– aceptando regalos y favores de ricos empresarios, y otra menoscabar la libertad de prensa, pilar fundamental de las democracias en general y de la israelí en particular.

No parece que vaya a ser hundido como le ocurrió a Olmert, pero si a quedar tocado –por usar una metáfora relacionada con otro presunto caso de prevaricación en la compra de submarinos nucleares alemanes para la Armada israelí, dado que Netanyahu obligó al ministerio de Defensa a proporcionar una adjudicación directa al grupo Thyssen-Krupp, de cuyo consejo de administración forma parte su primo y abogado, David Shimrom– por el que también se ha visto salpicado. Los israelíes están dispuestos a tolerar su modo de vida hedonista y a que puentee los procedimientos de licitación de la administración pública, pero no a que manipule los medios de comunicación social y a que limite la libertad de expresión, para así perpetuarse en el cargo.

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