AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 58

Argelia cuenta con el efecto estresante de la ‘Primavera Árabe’ para no cambiar nada

Ihsane el Kadi
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Para el sistema de poder, la continuidad de Buteflika es un seguro contra el riesgo de ruptura brutal del consenso actual.

El sistema de poder argelino parece haber valorado el riesgo de una presidencia vitalicia de Abdelaziz Buteflika como un riesgo controlado y decidió apoyar el proyecto del entorno del presidente, enfermo y ausente de la vida pública, de solicitar un quinto mandato en abril de 2019. Esa es, desde luego, la imagen que daba la esfera pública argelina del verano de 2018, marcada por la puesta en marcha de una campaña por “la continuidad” al frente del Estado. De hecho, no puede descartarse que nos hallemos ante una decisión por mimetismo, e incluso por defecto. Es decir, en una situación cuyo riesgo no se ha evaluado bien, y donde el efecto de inercia de una “continuidad política” ha jugado un papel determinante, sin tener en cuenta los posibles escenarios que ésta puede implicar. Lo que induce a pensar que la decisión se ha tomado sin deliberaciones serias sobre la viabilidad de “la continuidad” es el curso del cuarto mandato, calificado de antemano de caótico por numerosos observadores, y que está a punto de concluir –seis meses–, con un balance de salvaguarda “aceptable” del statu quo argelino. Desde el punto de vista de la agenda del sistema de poder político, la descabellada apuesta por el cuarto mandato en abril de 2014 –con un jefe de Estado físicamente discapacitado– acabó saliendo ganadora. El mimetismo consistiría, por consiguiente, en reconducir la misma maniobra oportunista para un nuevo mandato, siempre que la coyuntura del país no haya desmentido la sostenibilidad de dicha apuesta. Esta opción por la “continuidad” paraliza a la sociedad argelina políticamente desarmada. Preocupa a los socios extranjeros, prudentes diplomáticamente. Angela Merkel volvió a Argel a mediados de septiembre 2018. No…

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