AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 49

Crisis existencial en Líbano

Ziad Majed
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Víctima de los conflictos regionales, de las armas de Hezbolá y del confesionalismo, el país está sumido en una de las crisis más graves de su historia.

Líbano, sin presidente de la República desde mayo de 2014 por falta de quórum en el Parlamento (dos tercios de los parlamentarios), paralizado por un confesionalismo que aumenta progresivamente, atenazado por los conflictos regionales y por la participación de Hezbolá en la guerra de Siria, y que acoge a más de un millón de refugiados, parece sufrir una crisis existencial.

Desde 2005, fecha del asesinato del exprimer ministro Rafik Hariri, el enfrentamiento entre el Hezbolá chií y la “Corriente del Futuro” suní, dirigida por Saad Hariri, hijo del difunto Rafik, se encuentra en el centro de la crisis que atraviesa Líbano. Una crisis que divide al conjunto de la sociedad y que crea dos bloques que gravitan en torno a cada polo del enfrentamiento.

La revolución siria que estalló en 2011 y la intervención militar de Hezbolá a partir de 2012 en apoyo del régimen de Bashar al Assad contra sus adversarios, han ampliado los desacuerdos entre los libaneses y han intensificado las tensiones políticas y confesionales en el país. El enfrentamiento actual en Oriente Medio entre Irán y Arabia Saudí no hace más que empeorar esta situación.

Por tanto, los acuerdos, o incluso los compromisos, entre los bandos rivales libaneses parecen cada vez más difíciles, y el consociativismo que unía a los representantes políticos de las diferentes comunidades y que dirigía el sistema libanés, agoniza.

El consociacionalismo es la filosofía que ha adoptado el sistema libanés desde la Constitución redactada bajo el mandato francés en 1926, reforzada por el pacto nacional de 1943 que culminó la independencia nacional, y posteriormente por el Acuerdo de Taef, que puso fin a la guerra civil…

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