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Los gases de esquisto: ¿una seria amenaza para la región MENA?

Maïté de Boncourt
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La revolución de los esquistos sitúa a los países productores ante el reto de mantener sus cuotas y su influencia sobre los mercados. La región MENA cuenta con importantes recursos de gas de esquisto que podrían satisfacer el creciente consumo interno. La caída de los precios del crudo, una buena noticia para los países consumidores, podría amenazar las finanzas públicas y la estabilidad del Magreb.

El desarrollo de las tecnologías de fracking y el mantenimiento de un precio del petróleo elevado desde 2008 han fomentado en América del Norte la producción de hidrocarburos no convencionales (gas y petróleo), que hasta el momento eran demasiado caros de producir. En cinco años, desde 2008 a 2013, la producción de petróleo en Estados Unidos pasó de cinco millones de barriles diarios (mb/d) a 8,6 mb/d, y la producción de gas de 20 trillones de pies cúbicos (Tcf) a 24 Tcf, colocando al país a la cabeza de los productores de hidrocarburos en el mundo.

 

Pérdida de los mercados estadounidenses

La primera consecuencia de esta revolución ha tenido un alcance limitado. EE UU no disponía entonces de terminales de licuefacción de gas para exportar su producción, y la Constitución prohíbe, además, las exportaciones de petróleo. En un primer momento, los precios del gas se han desplomado en el mercado interior estadounidense, sin repercusión en los mercados mundiales. Por otra parte, la producción de petróleo crudo ha sustituido a una cuota de las importaciones.

Sin embargo, este primer cambio ha afectado a la región MENA para la cual el mercado estadounidense representaba una parte importante de sus exportaciones: el 20% de las exportaciones de hidrocarburos del Magreb, un tercio de las de gas cataríes y más de 1,4 mb/d de petróleo saudí. A diferencia de las exportaciones de petróleo pesado saudí, las exportaciones norteafricanas…

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