AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 34

Sismógrafos inaudibles de sociedades cambiantes

Driss Ksikes
 | 

La escena artística árabe rebosa de experiencias marginales, erigidas en torno a una idea simple: devolver el arte al corazón de la ciudad, para liberarla de politicastros.

Louis Ferdinand Céline los denomina “los perros nobles”. Se refiere a esas criaturas robustas que tiran de los trineos en el Polo Norte, las únicas capaces de oler a 20 leguas una zanja oculta bajo la superficie glacial aparentemente dura y plana. Por su parte, Edgar Morin habla de “topos” (no en el sentido de agentes secretos), tan enclavados en el propio suelo que notan las sacudidas, apenas perceptibles, sordas, que se producen a lo lejos. Estas metáforas animales subrayan la hipersensibilidad de unos seres que sienten la insidia en la distancia, intuitivamente, sin ninguna ciencia ni modelo de racionalidad reconocible y transmisible a los demás. Es del todo posible, si pensamos en la literatura telúrica del gran poeta marroquí –y sobre todo en sus textos, Agadir y Le déterreur–, hablar de sismógrafos que detectan, mucho antes que los demás, la próxima sacudida social, política, colectiva, que se avecina.

Los antiexpertos
Con ocasión del 2011 árabe, he leído muchos artículos que dan vueltas y más vueltas a la misma letanía: “No vimos venir nada”. Es innegable que los llamados “expertos”, acostumbrados a clasificar la realidad y formatearla en cómodos recuadros de lectura no han hecho precisamente gala de una lucidez excepcional. Los hay que llegaron a errar completamente el tiro, al prever una resistencia donde el derrocamiento de un rais era casi inminente (muy especialmente en el caso de arabistas y otros orientalistas que se expresaron antes de la caída de Hosni Mubarak, negando cualquier similitud entre El Cairo y Túnez). Al basar sus lecturas en los movimientos políticos visibles o en las interacciones geopolíticas, les faltó una perspectiva sociológica y antropológica para…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO