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Democracia en riesgo: los tentáculos financieros y el papel de los gobiernos

Javier Ramos y Alfonso Egea de Haro
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Los estudios sobre internacionalización de la economía y desarrollo de programas sociales han evidenciado la alta correlación entre ambos fenómenos desde los años cincuenta. Las políticas sociales compensaban los riesgos derivados del funcionamiento del libre mercado internacional.

 

En una pancarta de Occupy Wall Street en Nueva York se leía: Capitalism = rich people paying media and politician to convince middle classes to blame the poor. Aunque con matices, esta visión del capitalismo como una oligarquía económica que diseña una democracia a la medida de sus intereses con el beneplácito de la mayoría está dejando de ser una ficción.

 

La democracia se ha transformado con el neoliberalismo y su visión de la sociedad centrada en el mercado, en algo que Colin Crouch1 define como “posdemocracia” y Jürgen Habermas como “desmantelamiento democrático”,2 y tiene que ver con la creciente oligarquización económica y subordinación política de las democracias occidentales. Es –según Crough– una vuelta a modelos democráticos de finales del XIX, cuando la política era un juego de élites, aunque legitimado ahora, no por sufragios censitarios, sino universales.

 

Un modelo económico cada vez más global e interdependiente convive con democracias sociales esencialmente nacionales con serias dificultades para regular su propio funcionamiento frente a las demandas del capitalismo global. Los gobiernos democráticos necesitan el empleo de las multinacionales y los préstamos del sector financiero para poder sufragar los servicios del bienestar. Pero la legislación socio-laboral que garantiza esos servicios es rechazada por ambos para invertir o prestar…

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