>   NÚMERO 15

La política del ICEX en Asia

Juan Costa
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Asia-Pacífico viene constituyéndose desde hace algunos lustros como una de las áreas geográficas más dinámicas del planeta, produciéndose en esta región uno de los fenómenos más prodigiosos de desarrollo sostenido de los últimos años. La importancia actual de este mercado es evidente, con un 25% del PIB mundial y el 52% de la población, pero además su potencial de desarrollo a corto y medio plazo sigue avalando ese dinamismo, manejándose unas previsiones de crecimiento en torno al 6% para los próximos años.

El gobierno español es consciente de que se presenta una gran oportunidad que no debe desaprovecharse y para la que no sólo estamos a tiempo, sino que –y esto es lo más significativo– la economía española está suficientemente preparada para afrontar el reto.

Hoy día, España no cuenta con una buena situación de partida, ni en materia de comercio, donde las tasas de cobertura son claramente insatisfactorias, ni en inversiones empresariales. Apenas el 13% de las importaciones españolas proviene de Asia-Pacífico y sólo algo más de un 6% de las exportaciones se dirige a esa región. Sin embargo, en 1999 el 35,7% del déficit comercial de España se originó en el comercio bilateral con la zona. Asimismo, el nivel de inversión directa en la región es muy reducido, un 0,62% del total de la inversión neta española, teniendo en cuenta las oportunidades existentes y las operaciones realizadas por otros países de igual desarrollo económico y comercial.

España, que hace unos años era destinatario de fondos de cooperación y que necesitaba financiación exterior, ofrece ahora ambos instrumentos a otros países. Tiene, así, la responsabilidad de asumir un papel y una presencia más activa en su acción exterior en todas las regiones del mundo.

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