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Nuevas inseguridades en la energía europea

David Buchan
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La Unión Europea tiene una necesidad absoluta de combustibles fósiles, especialmente porque hasta ahora no existe ningún sustituto realista para el petróleo en el transporte. Sin embargo, tiene la urgente ambición a largo plazo de establecer una economía baja en carbono.

 

Tradicionalmente, la seguridad energética ha consistido en mantener un statu quo basado en los combustibles fósiles. Por eso, es lógico que en el momento actual nos preocupe qué le pasaría a nuestro suministro de petróleo si la “primavera árabe” se extendiese a Arabia Saudí y desestabilizase al mayor exportador de petróleo del mundo. Sería grave, porque el 95 por cien del transporte sigue dependiendo del petróleo. Pero hasta el momento no hay indicios de que esto vaya a ocurrir. Solo los combates en Libia han tenido como consecuencia la retirada de una cantidad considerable de petróleo del mercado: ninguno de los otros países árabes afectados por los disturbios –Siria, Yemen, Bahréin, incluso Egipto– son exportadores importantes.

 

Sin embargo, al menos en Europa, la seguridad energética ya no consiste únicamente en mantener las cosas como están. Cada vez más, es también una cuestión de llevar a cabo la transición desde los combustibles fósiles hacia una economía con bajas emisiones de carbono, como si se tratase de un jinete de circo con un pie en la grupa de dos caballos diferentes. Pero es como si de repente el caballo bajo en carbono hubiese tropezado. El accidente nuclear de Fukushima en Japón ha planteado a muchos europeos serias dudas respecto a la energía nuclear, que actualmente les proporciona dos tercios de su electricidad baja en carbono…

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