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Patentes farmacéuticas, otra guerra Norte-Sur

Fernando Barciela
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La rebelión de los países del Sur contra las patentes no podía llegar en peor momento. La gran industria farmacéutica mundial languidece, porque entre 2010 y 2012 expiran decenas de las patentes más importantes, con un valor de mercado cercano a los 55.000 millones de dólares.

La actual disputa sobre patentes farmacéuticas que enfrenta a diversos países emergentes y en desarrollo con las grandes compañías y gobiernos de Europa y Estados Unidos vivió uno de sus momentos estelares hace tres años en Chennai, una gran ciudad situada en la costa oriental de India.

Ese año, 2007, Novartis se enfrentó al gobierno indio en los tribunales de la antigua Madrás, una de las capitales económicas del país, por la negativa de Nueva Delhi a reconocer su patente del Glivec, fármaco contra el cáncer, en un emblemático juicio observado con expectación en todo el mundo.

De haber perdido, India habría tenido que meter en un cajón su ley de patentes, que sólo reconoce la propiedad intelectual en el caso de productos que supongan un claro y rotundo avance frente a otros fármacos ya existentes, lo que le había permitido facilitar un genérico del Glivec a 20.000 personas a un precio de 150 euros al mes frente a los 2.000 que costaba el producto original. Al dar la razón al gobierno, el tribunal superior de Chennai no sólo permitió que éste siguiera con su programa anti-cáncer a precios razonables, sino que aceleró la tendencia por parte de diversos países a anular las patentes, basada en motivos de fuerza mayor respecto de la salud pública. Una tendencia que ha propiciado, además, la creación en India de la industria de genéricos más potente del mundo…

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