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Rusia y la independencia energética exterior de EE UU

Antonio Sánchez Andrés
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El sureste asiático y el Ártico serán dos de los principales focos de tensión entre Washington y Moscú. La presión a la baja de los precios de los hidrocarburos propiciada por la revolución del ‘shale’ en EE UU afectará a Rusia, cuya política exterior se torna más agresiva.

Al comienzo del siglo XXI los esfuerzos de Estados Unidos por aumentar sus recursos energéticos propios y disminuir su dependencia exterior comenzaron a recoger los primeros frutos. En estas condiciones, en 2020 EE UU puede haber reducido a la mitad sus necesidades de importaciones de hidrocarburos y en 2035, quizá, eliminar este tipo de compras. A raíz de ello, una de las debilidades más destacadas de EE UU desaparecería y su política exterior podría transformarse de manera sustancial.

En este contexto, surge la pregunta de cómo pueden cambiar las relaciones entre EE UU y Rusia en el futuro. Con el objetivo de responder a esta cuestión, en este análisis se expondrán, en primer lugar, cuáles son las prioridades de ambos países en política exterior. A continuación, se valorarán las interrelaciones de esas prioridades en el ámbito de la energía, de las nuevas áreas de dinámica mundial y de las relaciones militares. Por último, se extraerán algunas conclusiones sobre las relaciones exteriores futuras entre Rusia y EE UU.

La política exterior de Washington se sustenta en su idea de que representa la única potencia mundial, papel que seguirá desempeñando en el futuro. Por este motivo, su perspectiva es a largo plazo y abarca todo el planeta. En consonancia con esta percepción se encuentra justificable su pretensión de inmiscuirse, controlar o entorpecer el surgimiento de potencias regionales que ulteriormente puedan competir con EE UU en el ámbito mundial o afectar a sus intereses en zonas geográficas específicas. Con esta perspectiva inicial, la política exterior y de…

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