INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1051

#ISPE 1051. 25 septiembre 2017

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El anuncio de Hamás de celebración de elecciones y la restitución de las instituciones de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en la franja de Gaza es el movimiento político más significativo en Palestina en muchos años.

Hamás, que controla férreamente Gaza desde que se hizo con el poder manu militari en 2007, ha anunciado su disposición en vísperas del viaje del presidente de la ANP, Mahmud Abbas, a la Asamblea General de Naciones Unidas.

Con esa maniobra, Hamás ha puesto a Abbas en una situación políticamente comprometida, dado que ni EEUU ni Israel aceptarán, al menos en principio, que los islamistas vuelvan a participar en el gobierno de Ramala, incluso si así lo determinaran las urnas. Tampoco es fácil imaginar que Hamás vaya a ceder el control efectivo de Gaza a Al Fatah, partido mayoritario de la OLP y que gobierna en Ramala, si sus candidatos ganan en la Franja.

Hamás es aún considerada una organización terrorista por EEUU y la UE. Pero su nueva cúpula, encabezada por Yahya Sinwar, parece guardar algún as en la manga. El acuerdo con la ANP se gestó tras intensas negociaciones intermediadas por los servicios de inteligencia egipcios.

No parece casual que en su encuentro en Nueva York, aprovechando las sesiones de la Asamblea General, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, mostraran una inusual sintonía política. La delegación que envió Al Fatah a El Cairo estuvo presidida por un miembro de su comité central, Azam al Ahmad, que agradeció la mediación egipcia. Sin embargo, Al Ahmad recibió con cautela la declaración de Hamás. Los tres acuerdos anteriores para compartir el poder y zanjar sus disputas –en 2011 en El Cairo, en 2012 en Doha y en 2014 en Gaza– duraron poco.

El último,…

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