INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1055

#ISPE 1055. 23 octubre 2017

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La decisión de Donald Trump de no certificar el acuerdo nuclear con Irán y remitirlo al Congreso para decidir imponer de nuevo sanciones a Teherán lo ha puesto al borde del colapso.

El Congreso dispone de dos meses para legislar el acuerdo y requiere 60 votos en el Senado, lo que significa que además de todos los republicanos, necesita al menos el voto de ocho demócratas, algo improbable dada su reticencia a hacerse cómplices de la violación de un tratado internacional, si bien en EEUU no tiene esa categoría al no haber sido ratificado por el legislativo. Pero si el Congreso mantiene el Plan Integral de Acción Conjunta (Jcpoa en sus siglas en inglés), Trump ha dicho que “acabaría” con él, responsabilizando al Congreso y a los aliados del fracaso. En ese extremo, Teherán lo asumiría como un incumplimiento lo que conducirá a su propia retirada y a la reanudación de su programa nuclear. Y si mantiene el acuerdo con el resto de sus signatarios, EEUU se vería obligado a sancionar a sus aliados europeos por hacer negocios con Teherán.

El exsecretario de Estado, John Kerry, que invirtió gran parte de su mandato en la negociación, ha calificado de irresponsable tratar de desmantelar de forma unilateral un acuerdo que garantiza “25 años de absoluta certeza” de cumplimiento por parte de Irán. De hecho, nunca antes los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) habían tenido un nivel similar de acceso a un programa nuclear. Ningún país del mundo ha logrado desarrollar armas atómicas sometido a las inspecciones del OIEA.

Uno de los principales incentivos de Irán para firmar el pacto era su reinserción en los mercados mundiales, por lo que un nuevo aislamiento económico convencería al régimen de que no vale la pena renunciar a un medio de defensa…

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