INFORME SEMANAL - #ISPE 1078. 16 abril 2018
#ISPE: El sistema ferroviario, en entredicho
Emmanuel Macron ha emprendido en Francia una auténtica cruzada contra los sindicatos ferroviarios para privatizar la red, apoyada por los electores, mientras en Reino Unido no deja de crecer la tendencia contraria, la renacionalización, también respaldada por los británicos.
Lo paradójico es que a ambos lados del canal de La Mancha los gobiernos buscan idénticos propósitos: mejorar la calidad del servicio y bajar los precios. Reino Unido se puede plantear desandar lo andado y devolver los trenes al Estado porque el Brexit le va a dejar las manos libres en ese y otros asuntos.
Francia, por el contrario, se ha comprometido con Bruselas a privatizar para 2021 la oferta de servicios, abriendo la red de vías férreas a la competencia privada, con lo que la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, en francés), que no será privatizada, perderá su más que centenario monopolio.
París sostiene que la apertura mejorará el servicio y reducirá los costes, que no han dejado de subir en los últimos años. Según el primer ministro, Édouard Philippe, el Estado paga actualmente un 22% más para financiar la SNCF que hace 10 años. Así, no extraña que Macron quiera aprovechar la oportunidad que le brinda Bruselas para reformar el sistema, controlar a los sindicatos de la SNCF y disminuir su deuda, de 46.000 millones de euros.
El gobierno aprobará pronto un plan de ajuste que reducirá los privilegios laborales de los 130.000 empleados de la SNCF, los llamados cheminots, que entre otras cosas se pueden jubilar a los 55 años con sus sueldos íntegros.
Pero los sindicatos no se van a quedar cruzados de brazos: han programado la que puede ser la mayor ola de huelgas ferroviarias de la historia de Francia. En las próximas semanas –y quizá meses– los trenes circularán con normalidad tres días para luego parar dos, y así sucesivamente.
Los primeros episodios de esa serie de huelgas ya han tenido efectos demoledores. En los dos primeros días solo el 15% de los trenes de alta velocidad y el 25% de los regionales funcionaron con normalidad.
Pese a ello, Macron sigue teniendo un amplio apoyo social a sus planes, lo que muestra un cambio drástico en la percepción de los franceses sobre la forma de gestionar los servicios públicos. En 1995 los sindicatos consiguieron derribar al primer ministro, Alain Juppé, tras su intento de llevar a cabo una reforma similar.
Pero tras una década de crisis, una deuda galopante y un servicio cada vez más deficiente, tres de cada cuatro franceses apoyan la apertura de la red y la reforma de la SNCF, mientras que dos de cada tres creen que los privilegios de los cheminots son excesivos.
Privatización británica
El problema es que las expectativas pueden ser también exageradas. Al contrario de lo que ha ocurrido con la electricidad, el gas y los teléfonos, cuyas privatizaciones han sido en general exitosas en la UE, la experiencia británica de privatización de sus trenes no ha sido productiva.
El proceso privatizador, iniciado en 1992, no ha servido ni para mejorar el servicio ni para reducir precios o costes. Al contrario. Según un estudio del grupo Which, los retrasos de más de 30 minutos afectaron a más de siete millones de pasajeros en 2017. Los precios del transporte en tren no solo no han caído sino que han subido de forma considerable. Los precios por kilómetro son un 25% más altos en Reino Unido que en Holanda o Francia. Sin embargo, el coste de la gestión de los ferrocarriles británicos es un 40% más caro que en el resto de Europa, según cifras oficiales. La contribución del Estado al sostenimiento del sistema se ha duplicado, desde los 2.300 millones de libras de 1996 a los 4.200 millones de 2017.
El problema es que el gobierno de John Major optó por un modelo fragmentado que disparó los costes y generó muchas ineficiencias. A ello se suma la sobrecarga del sistema: en los últimos 26 años el número de usuarios se ha más que duplicado, de 735 a 1.700 millones de pasajeros.
La privatización no aportó más flexibilidad al sistema. Al revés. Todo ello explica que la renacionalización esté ganando adeptos a marchas forzadas. Según una reciente encuesta del Legatum Institute, el 76% de los británicos apoya renacionalizar los ferrocarriles, una cifra que incluye amplios sectores de votantes conservadores.
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