INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 859

#ISPE 859. 30 septiembre 2013

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La abrumadora victoria de Angela Merkel en las elecciones federales alemanas, rozando la mayoría absoluta en el Bundestag con el 41,5% de los votos, ocho puntos más que en 2009, ha situado a la canciller en un nivel político y electoral similar al que alcanzó Helmut Kohl en 1990, tras la reunificación del país. En medio de una crisis que no remite desde 2008 en buena parte de Europa y que ha arrastrado a gobiernos de todo signo a lo largo del continente, se trata de un logro notable.

Pese a ese caudal de votos, al quedarse a cinco escaños de la mayoría absoluta, todo apunta a que Merkel buscará un gobierno de coalición. Los 311 de los 630 escaños de su partido (CDU-CSU) en el Bundestag le permitirían gobernar en minoría, pero la canciller prefiere la estabilidad que le garantizaría una coalición con los socialdemócratas del SPD o los ecologistas de Die Grünen.

Su socio durante la pasada legislatura y aliado tradicional –el Partido Liberal (FDP)– ha sufrido una debacle al no superar el 5% de los votos, convirtiéndose en una fuerza extraparlamentaria. Una especie de “gran coalición 2.0” con el SPD, como entre 2005 y 2009, le posibilitará mantener sus férreas tesis sobre el euro y la austeridad, pero con una mayor dosis de flexibilidad.

El candidato del SPD, Peer Steinbrück, ha cosechado el segundo peor resultado de la historia del partido desde la fundación de la República Federal. Su 25,7% ha mejorado en solo 2,7 puntos el resultado que obtuvo Frank-Walter Steinmeier hace cuatro años, pero no piensa vender baratos sus votos, por lo que la negociación será larga y sin garantías de éxito.

Ambos políticos ocuparon ya importantes carteras en la anterior coalición, lo que facilita el escenario que prefiere la mayoría de alemanes. Pero…

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