INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 961

#ISPE 961. 9 noviembre 2015

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Los eritreos representan hoy el cuarto mayor grupo nacional de solicitantes de asilo en la Unión Europea después de los sirios, iraquíes y afganos y el segundo en llegar a las costas italianas, tras los sirios. Todos los meses huyen de su país unos 5.000 eritreos que se arriesgan a morir tiroteados por los guardias fronterizos del régimen del presidente Isaías Afewerki, tan opresivo que Eritrea es conocida hoy como “la Corea del Norte de África”.

Desde Etiopía y Sudán, los eritreos siguen su ruta hacia Europa a través de Libia o hacia Israel a través de la península del Sinaí desafiando peligros que van desde el secuestro y la tortura a morir ahogados intentando cruzar el Mediterráneo. Pero a diferencia de Irak, Siria o Afganistán, Eritrea no está en guerra. Los eritreos huyen de una dictadura militar de perfil maoísta que se apoya en las estructuras del movimiento armado que lideró la lucha por la independencia de Etiopía, lograda en 1993.

En 2001, después de que 15 altos cargos del régimen reclamaran una apertura política, Afewerki emprendió una feroz represión que perdura hasta hoy. El régimen no permite medios de comunicación. En 2011 su obsesivo secretismo le llevó a negar una hambruna que devastó amplias zonas rurales. La ya fantasmal Asamblea Nacional no se reúne desde 2002.

Las condiciones de vida se han degradado tanto que la UE considera a los eritreos refugiados de facto, antes que meros inmigrantes económicos. La mayoría escapa de un servicio militar obligatorio indefinido que deben cumplir hombres y mujeres entre los 17 y 50 años y de labores forzadas, todo ello constitutivo de crímenes contra la humanidad, según la ONU. El ejército tiene unos 300.000 efectivos, uno de los más grandes de África.

Esa militarización priva de mano de obra a la…

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