Autor: Rafael Rojas
Editorial: Taurus
Fecha: 2018
Páginas: 277
Lugar: Barcelona

‘Boom’, revolución y otras polémicas de la guerra fría

Julia García
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La guerra fría fue un periodo intenso y convulso en América Latina, no solo en la política sino también en la cultura. El choque entre las distintas doctrinas políticas se intensificó en los años cincuenta, situando la literatura en el centro de las disputas, donde se vivió con especial intensidad. Fue una época de dictaduras y revoluciones: mientras la derecha recurría al autoritarismo, la izquierda se lanzaba a la revolución. Hechizo especial produjo la de Cuba, que desempeñó un papel central y cuyos orígenes ideológicos aglutinaban a toda la izquierda regional.

Según Rafael Rojas, autor de La polis literaria, este es el contexto de la entrada en escena del denominado boom de la nueva novela latinoamericana. Una generación de escritores, nacida entre los años veinte y treinta que comenzó a publicar cuentos y novelas en los años previos a la revolución cubana.

La alianza de Fidel Castro con la Unión Soviética fue el detonante de la disensión entre los intelectuales. Las relaciones entre el boom y la revolución pasaron de la armonía al conflicto tras respaldar el gobierno cubano la intervención de la Unión Soviética en Checoslovaquia (1968) y el encarcelamiento en La Habana del poeta Heberto Padilla (1971), sometido al escarnio público ante la comunidad artística y literaria de la isla.

Rojas pone la palabra en todos los intelectuales y escritores de la época. Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, Octavio Paz, Julio Cortázar o Severo Sarduy, entre otros.

La peculiaridad de La polis literaria es su intento por rearmar el concepto de revolución en algunos de los novelistas protagonistas. Todos eran escritores profesionales antes de que la revolución se implantara en la isla y de ahí a toda América Latina. Pero la literatura no podía mantenerse al margen de la oposición a las dictaduras o la lucha por el socialismo o la democracia. Así, los dos conceptos centrales de las políticas y poéticas del boom fueron revolución y dictadura. La idea de que el autoritarismo constituía el núcleo de la historia política de América Latina era compartida por casi todos estos escritores.

Son muy relevantes para este libro, además de las novelas y los ensayos, la correspondencia cruzada entre los novelistas. Rojas relee las cartas de los grandes autores situados entre dos aguas revueltas: las de la revolución y las de la guerra fría. La correspondencia entre ellos se erige como instrumento fundamental para perfilar el futuro o marcar su posición pública frente a los grandes asuntos políticos de la región.

Rojas, además, personaliza muchos de los capítulos. El primero lo destina al mexicano Octavio Paz, en cuyo centro de su obra se halla el concepto de revolución. En las más de 20 páginas que tiene el capítulo, Rojas ofrece un recorrido por el fenómeno revolucionario en la obra del escritor. El capítulo dos lo dedica a un compatriota de Paz, Carlos Fuentes. Gran parte de su obra literaria e histórica se basa en la comparación entre las dos revoluciones que marcan América Latina, según él: la mexicana y la cubana. Y así hasta diez capítulos, donde el punto central es la revolución cubana, la guerra fría y la bipolaridad que surge en América Latina y el Caribe, donde fue ineludible tomar partido.

Aparece, claro, Vargas Llosa (capítulo 3), joven escritor graduado en Letras con una tesis sobre Rubén Darío. Y Julio Cortázar, y Gabriel García Márquez, y José Lezama Lima; Sarduy, Cabrera Infante, todos reflejan la fractura que la guerra fría impuso al intelectualismo regional. Muchos de ellos, además, dedicaron algunos de sus libros a reconstruir el autoritarismo, a novelar dictadores. En esto, las coincidencias abundan. De hecho, las coincidencias ideológicas entre los autores eran amplias. Las diferencias políticas, sin embargo, fueron mayores. Y en ellas bucea con maestría Rojas, en las distintas formas de entender la revolución.