El fénix islamista

Hasta verano de 2014, Occidente ignoraba la fuerza del Estado Islámico. Técnicamente, esta organización armada no es un grupo terrorista, pues tiene aspiraciones de Estado. Con un extenso ejército y sofisticadas operaciones militares, ha conseguido dominar un territorio mayor que el de Reino Unido en Irak y Siria. Controla líneas de comunicación e infraestructuras, y se autofinancia. El califato se expande, y lo hace trastocando las fronteras de un Oriente Próximo en ebullición.

Loretta Napoleoni, economista experta en terrorismo, nos da en El fénix islamista las claves de esta organización ante la confusión de informaciones y titulares que hay en Occidente. Lo que el Estado Islámico busca, en palabras de la autora, es “el regreso al califato, una nueva época dorada del Islam”. Como el Ave Fénix que renace de sus cenizas. La idea atrae a muchos, en un momento de turbulencias políticas, económicas y sociales en Oriente Próximo. Personas de todo el mundo se están uniendo a sus filas. Desencantados con el devenir del mundo árabe, desconectados de las élites políticas, o poco integrados en Occidente, viajan hasta Siria buscando aventuras, esperanza y una vida mejor. Como ella apunta, “no es simplemente una variedad de terrorismo, sino un fenómeno realmente moderno”.

Lo primero que la autora quiere destacar es que se trata de un nuevo tipo de nacionalismo. Desconforme con las fronteras impuestas con la descolonización, el Estado Islámico (antes conocido por otros nombres) busca aglutinar a todos los musulmanes sunníes sobre un mismo territorio y bajo un mismo gobierno, el califato. Sus aspiraciones son completamente equiparables a las de cualquier otro Estado, aunque desde el resto del mundo se siga viendo como un grupo terrorista que busca llamar la atención internacional, con métodos macabros como las decapitaciones filmadas. Sin embargo, conscientes de que hoy las naciones no se crean “simplemente por medio del terror”, buscan el apoyo popular dando a la población los servicios que sus gobiernos no eran capaces de garantizar, y pretenden construir una sólida identidad nacional. No solo intenta atraer a combatientes que luchen por la causa, sino también a hombres, mujeres y niños que quieran ser ciudadanos del califato. A la vez, busca la legitimación de toda la comunidad mundial de creyentes, la umma.

Para ellos, como apunta Napoleoni, el enemigo no está tan lejos como lo estaba EE UU para Al Qaeda, sino que primero lo han buscado en su propia región, desafiando a los que consideran “herejes”. Han analizado a la perfección la estructura y las tácticas de otros grupos armados, y las han adaptado al contexto actual. Utilizan la tecnología moderna para sus diferentes operaciones, desde el reclutamiento hasta la financiación. También la usan para expandir el terror, saben que es un arma muy poderosa, y las redes sociales son la plataforma perfecta. Pero mientras muestran sus atrocidades a Occidente, ante sus seguidores musulmanes tratan de mantener el misterio, sobre todo en cuanto al autoproclamado califa Abu Bakr al Bagdadi; quieren hacerles creer que “el Profeta ha regresado encarnado en él».

Con este libro, Napoleoni busca responder a cuestiones clave acerca de la naturaleza y objetivos de la organización. Ahora que su papel se hace cada vez más importante, conviene saber a qué nos estamos enfrentando. Porque mientras el Estado Islámico se adapta a los rápidos cambios del mundo y sabe aprovechar las ventajas que se le presentan, las fuerzas destinadas a impedir su expansión no han logrado semejante éxito.