Autor: Francesc Badia i Dalmases
Editorial: Icaria
Fecha: 2016
Páginas: 208
Lugar: Barcelona

Gobernanza global en un mundo de ansiedades

Julia García
 | 

Con prólogo de Manuel Montobbio, actual embajador de España en Andorra, Orden y desorden en el siglo XXI, de Francesc Badia y Dalmases, director de DemocraciaAbierta, aborda la cuestión fundamental de nuestra época: los verdaderos problemas tienen una dimensión global, pero la política sigue siendo local, y esto produce ansiedad, incapacidad y desorden. El volumen consta de cinco capítulos dedicados a la agenda global; las redes y las guerras del siglo XXI; políticas locales y gobernanza global; nuevo desorden, y la hora de Europa. Esta recopilación de ensayos fue publicada entre 2002 y 2014, época convulsa a partir de lo que algunos consideran el acontecimiento fundacional del siglo XXI: el 11 de septiembre de 2001. El pasado reciente estará entre nosotros varios años más. La historia tiende a ser ignorada, sobre todo en un mundo como el actual donde la información no deja tiempo ni perspectiva real para comprender lo que acontece.

El título de este libro responde a la tensión entre la dimensión transnacional de los riesgos y problemas y la dimensión doméstica de la política. En todos los escritos subyace la cuestión fundamental a resolver, es decir, que aunque los verdaderos problemas tienen una dimensión global, la política sigue siendo local, y esto produce ansiedad, incapacidad y desorden. No habrá gobernanza global si no se resuelve la ansiedad local y se pone en marcha una Política con mayúsculas, tanto supranacional y multilateral, como nacional y local.

Esos primeros años del siglo XXI han sido inestables. Muchas de las ideas y estructuras institucionales heredadas del XX han caducado, sin emerger nuevos enfoques para el futuro. No se ha sabido construir el cambio necesario para adaptarnos al nuevo milenio.

Cuenta Badia que hace más de 10 años, Timothy Garton Ash advertía de que Occidente ha de superar las pequeñas diferencias narcisistas que lo dividen para no caer en la irrelevancia. Hoy vivimos en un mundo multipolar, tan interdependiente como inseguro. El planeta ya no se rige por una lógica multilateral liderada por Occidente; y la multiplicación de actores y la dimensión global de los problemas cuestionan el viejo orden surgido de la Segunda Guerra mundial.

Karl Popper dijo: “Ningún libro puede terminarse nunca”. El autor confirma esa visión en su Orden y desorden. Estos análisis y artículos, su proceso de recopilación, lectura, edición… han dejado entrever la naturaleza volátil de las relaciones internacionales y la dificultad para distinguir entre lo coyuntural y el fondo.

Ansiedad y desorden son conceptos incorporados con fuerza en el análisis de las relaciones internacionales, haciéndose ahora evidente la necesidad de trabajar en un entorno de interdependencias intensificado.

 

Europa ha perdido su alma

En el último ensayo dedicado a Europa, el autor “regaña” con contundencia la política realizada en estos últimos años. “Europa ha perdido el alma de sus ciudadanos”. Sucesivas crisis entrelazadas han puesto en peligro el presente y el futuro del proyecto común de integración europeo. La brecha entre el núcleo de la Unión Europea y la periferia debe terminar, defiende Badia en el libro. Hay que abordar los desequilibrios estructurales y económicos, y añade que la renacionalización de la política ha deteriorado gravemente los valores comunes, lo que podría derivar en una confrontación interna y por ende en su potencial desintegración. Según Badia, hay que volver a construir una renovada visión común. Los europeístas deben dedicar a este fin todos sus esfuerzos.

Ante este diagnóstico, la preservación de las sociedades abiertas y de aspiración cosmopolita que mantengan un debate vibrante y democrático, capaz de mitigar las crecientes desigualdades y tensiones, debería ser la prioridad absoluta de todos aquellos preocupados por la res publica y el bien común. Aun así, cada generación, tiene la responsabilidad de pensar, comprender y actuar en el mundo, al menos para evitar que este colapse.

Badia desea que su libro aporte luz al análisis de los cambios vividos en estos doce años y sirva para añadir ideas al futuro colectivo. Es al lector a quien le toca juzgar ahora.