POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 84

Afianzar identidades o consolidar el Derecho

Grupos de identidad étnica, religiosa o nacional están luchando en más de 30 conflictos en el mundo por motivos políticos o territoriales. No hay intención política de integrar a los contrarios sino de eliminarlos.
Mariano Aguirre
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Mientras las Torres Gemelas se desmoronaban algunos historiadores y periodistas anunciaban que comenzaba una nueva época. En realidad, lo más novedoso fue que ese brutal ataque ocurriese en Estados Unidos. Sin embargo, el incremento de la violencia etnonacionalista en los Balcanes y en algunas zonas de África subsahariana, el reforzamiento de las redes mafiosas ilegales, y hasta los hombres-bomba atacando en Israel son expresiones de los conflictos y de la violencia en la posguerra fría.

Más de 6.000 personas murieron en los atentados del 11 de septiembre y sus autores dejaron las suficientes huellas para saber que eran árabes y musulmanes, que estaban dispuestos a morir para matar y que eran, como los denomina Mark Juergensmeyer, nacionalistas religiosos. Sus objetivos materiales fueron símbolos del poder político y económico de EEUU, aunque en el World Trade Center había personas de muy diversas clases sociales, profesiones y nacionalidades. De hecho, más de la mitad de las víctimas no eran estadounidenses. Personas con una identidad religiosa han matado a otras cuya identidad común era estar o trabajar en ese momento en esos centros de poder. Los terroristas han querido presentarlo como un ataque de un grupo social; suelen secuestrar y exigir algo concreto o reivindicar una causa, pero, en esta ocasión los planificadores y ejecutores de los atentados tampoco demandaron nada. Incluso los hombres-bomba palestinos indican explícita o implícitamente que quieren acabar con el Estado de Israel. Aquí, se ha intentado dar la impresión de que es una guerra entre “el mundo musulmán” y EEUU, incluidos sus ciudadanos.

No hace mucho tiempo, cuando una organización armada realizaba una acción violenta trataba de impactar sobre su enemigo y, a la vez, de ganar la adhesión de la sociedad. La guerra de guerrillas era un instrumento político, y la conciencia de las personas un campo…

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