POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 121

Año de España en China. El camino hacia Pekín

Pablo Bravo
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En la declaración conjunta entre el Reino de España y la República Popular China con motivo de la visita de Estado a España del presidente Hu Jintao, en noviembre de 2005, España se convertía en miembro activo de la Asociación Estratégica e Integral con China, marco de cooperación y consultas al más alto nivel en el que participa un reducido grupo de países. En esta declaración, verdadero decálogo del espíritu y las metas concretas de las relaciones entre España y China, se recogía, en el punto 7, la necesidad de establecer canales de entendimiento mutuos, y concretamente se mencionaba la celebración de un Año de España en China en 2007, así como un Festival del Arte chino en España.

Por lo que concierne al Año de España en China (en adelante AECH) hay que destacar su carácter integral. Subir el contenido y carácter de año “cultural” a “integral” (en principio se preveía solo año cultural), supuso un importante matiz: la imagen de España y sus intereses globales se convertían en leitmotiv de esta iniciativa. Lo cultural, elemento identificador y de referencia destacado, se convierte en uno de los componentes del año al servicio de la presencia empresarial y comercial españolas, beneficiarias directas del esfuerzo cultural que conllevaba el AECH.

Detrás de esta introducción formal y de principios hay una idea central y clave: China es un país, mejor dicho un continente, que no sólo nos interesa sino que nos afecta directa y cotidianamente en numerosas áreas que van desde el consumo y nuestro tejido industrial hasta la viabilidad y futuro de numerosas empresas.

Por otra parte, la percepción que hay en el Imperio del Centro (Chung Kuo) sobre nuestro país es incompleta y deficitaria. Así pues, había que hacer un enorme esfuerzo por llevar la imagen actualizada, moderna y dinámica…

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