POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 194

Una mujer saudí vestida con ropa occidental pasea por un centro comercial de Riad, observada por un grupo de mujeres completamente cubiertas de negro al estilo tradicional saudí (3/09/2019). FAYEZ NURELDINE/AFP/GETTY

Arabia Saudí, la revolución desde arriba

La mano de hierro con que la monarquía reprime las críticas ensombrece las ambiciosas reformas económicas y sociales lanzadas por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
ángeles espinosa
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La actuación del rapero estadounidense Russ en Riad el pasado diciembre solo desbordó el ámbito de la prensa local por el sujetador que alguien del público lanzó al escenario. Apenas una anécdota sin importancia en cualquier otra parte del mundo. En Arabia Saudí, una monarquía absoluta autoerigida en líder del mundo islámico suní, el escándalo desatado sintetiza tanto el vertiginoso recorrido de las reformas económicas y sociales emprendidas desde la llegada al trono del rey Salmán bin Abdulaziz al Saud, en 2015, como los límites y riesgos de una “revolución desde arriba”. Para sus críticos, los millones de riales que las autoridades están gastando en entretenimiento –espectáculos y deporte– buscan distraer a los saudíes de un crecimiento económico menor de lo esperado y desviar las críticas occidentales sobre su historial de derechos humanos.

No hay que remontarse al siglo pasado para sentir los cambios que ha vivido el Reino del ­Desierto estos años. De un país en el que todo estaba prohibido (desde los cines y los conciertos a interactuar con el sexo opuesto) a uno en el que todo parece posible. Mujeres que conducen o jóvenes que se divierten son solo la postal de un ambicioso proyecto que intenta transformar un Estado rentista basado en el monocultivo del petróleo –y la sociedad acomodada que ha generado– en una economía competitiva, capaz de superar la dependencia de los hidrocarburos. Es también un experimento social sin precedentes.

Cuando Salmán sucedió al fallecido rey Abdalá, todos los analistas dentro y fuera de Arabia Saudí nos equivocamos en augurar continuidad. Si nadie esperaba sobresaltos en la política exterior, mucho menos preveía que el anciano monarca (se estima que nació en 1936) fuera a dar respuesta a la mayor explosión de juventud en la historia del país (el 75% de los 24 millones de…

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