POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 135

¿Cambiará Egipto de escenario político?

Hala Mustafa
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Egipto vive las contradicciones de un modelo heredero del Estado liberal, el panarabismo de Nasser y las reformas de Sadat. Ni el gobierno ni la oposición tienen un proyecto de futuro para el país.

Hay muchos ángulos desde los que observar la actual situación de Egipto. Podemos enumerar los hechos de los últimos cinco años en el país, como el paso de un referéndum a unas disputadas elecciones presidenciales en 2005; las enmiendas constitucionales de 2007; la relativa apertura de los medios de comunicación que se refleja en el mayor número de periódicos y canales de televisión privados por satélite; la tibia presencia de la oposición; la legalización de algunos partidos políticos nuevos; permitir a los islamistas participar en las elecciones parlamentarias -aunque no hayan sido reconocidos legalmente-. Por primera vez en décadas, los debates sobre los derechos humanos han sido muy abiertos, al tiempo que se han debatido los derechos de las mujeres y los coptos.
Todos esos cambios podrían evaluarse y verse desde un punto de vista positivo o negativo, dependiendo de su impacto en lo que concierne a la reforma tangible sobre el terreno y a un verdadero cambio de rumbo político.
Parece que las cosas han avanzado aunque, en la mayoría de los casos, realmente se está dando marcha atrás y en cierto momento podría llegarse a una situación de estancamiento, lo que en la práctica revela las dificultades de la actual fase de transición. La pregunta es si se trata de una cuestión de tiempo o si el cambio de políticas y tendencias requerirá algo más.

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