POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 127

Crónica de la crisis y algunas conclusiones provisionales

Joaquín Almunia
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La política vuelve a ocupar el primer plano de las decisiones económicas. La crisis no sólo muestra que Estado y mercado no son conceptos antagónicos, también la impotencia de los Estados-nación frente a las dinámicas de la globalización. Es la hora de apostar más por la UE.

El sistema financiero mundial se acercó hasta el borde del abismo a mediados de septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers. Desde entonces son muchas las voces que coinciden en que una crisis como ésta sólo se vive una vez en la vida. La situación financiera y económica actual es de una complejidad y magnitud sólo comparable a la crisis de los años treinta del siglo pasado. Lo cuál no quiere decir que vayamos a sufrir necesariamente las mismas consecuencias, porque los Estados y la propia Unión Europea disponen hoy de mecanismos de regulación e intervención económica, y de protección social, que no existían en aquella época. En todo caso, sólo el tiempo aportará una respuesta definitiva sobre la profundidad de la crisis y los cambios que acarreará. Ahora estamos en el tiempo de la acción.

Una acción nada fácil puesto que aún hay que profundizar en el análisis de las ramificaciones de la crisis, y no disponemos de suficientes mecanismos institucionalizados de acción a nivel global. Aun así, las autoridades públicas, y en particular la UE, no se han quedado cruzadas de brazos. En este artículo me propongo explicar las acciones emprendidas hasta ahora en Europa y en el marco del G-20 para, a continuación, extraer unas primeras conclusiones sobre la recomposición del sistema financiero y de las consecuencias económicas y políticas de la crisis.

El 9 de agosto de 2007 ha entrado ya en los anales de la historia económica como la fecha en que se desencadenó la crisis…

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