POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 119

El cráter de Oriente Próximo

Editorial
 | 

El conocimiento, en su sentido inmediato, es decir, los hechos desapasionadamente estudiados (o cuando menos, no tan apasionadamente) modula las decisiones, las dirige a veces: en todo caso las condiciona. POLÍTICA EXTERIOR trata siempre de ofrecer puntos de vista distintos, desapasionados, frecuentemente contrapuestos. No se ha inventado otro modo de analizar las noticias.

Llamamos Oriente Próximo a la zona geopolítica comprendida entre la orilla atlántica marroquí y la frontera entre Irán, Afganistán y Pakistán: una zona terriblemente volcánica. El mundo es, en general, pacífico. Pero esa columna vertebral que recorre el Atlas, llega al Nilo, salta hacia la península Arábiga y acaba en las estribaciones del Hindu Kush, el área más atormentada del mundo, reclama cada día nuestra atención. Y así desde hace 60 años.

El centro de esa cordillera es el volcán palestino. Durante tres generaciones, los árabes de Palestina han demostrado su incapacidad para construir instituciones, defender una incipiente democracia, articular policías más o menos respetadas, ejércitos más o menos temidos… pero han acreditado también su extraordinaria valía a la hora de resistir. Expulsados de sus territorios, sin Estado propio, muchos han perdido el aprecio por la vida.

Han tenido enfrente a los judíos, uno de los pueblos más atormentados y duros de los últimos 30 siglos: una etnia que demuestra una y otra vez la relevancia de lo pequeño. Los judíos, desde Moisés a Einstein, probablemente más el segundo, han dado la vuelta al mundo.

En Palestina-Israel está el cráter del gran volcán. Pero muy cerca, al Norte, se extiende la gran Turquía, un pueblo de más de 70 millones de habitantes. Frente a Turquía, al otro lado del Mediterráneo, espera Egipto, con su casi siempre razonable dictador, aunque dictador. Al lado está el cráter de Irak, en continua erupción desde hace cuatro años, gracias a la…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO