POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 146

El deseable fin de la excepción árabe

Tomás López Vilariño
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La hegemonía del movimiento islámico no se debe a una religiosidad atávica de los musulmanes. Su origen debe buscarse en la intensa islamización de las pasadas dos décadas. Quienes hoy han llegado al poder no podrán manipular los objetivos de la ‘primavera árabe’.

 

Cuando todo nos sorprende y nada de lo que vemos encaja en nuestros esquemas y previsiones, no es que el mundo se haya vuelto loco: ocurre, simplemente, que estábamos equivocados. Esto es, en términos generales, lo que viene sucediendo desde que el 17 de diciembre de 2010 el joven Mohamed Buazizi se inmolara en la ciudad tunecina de Sidi Bouzid, desencadenando un movimiento insurreccional en su país que pronto se extendió a otras naciones árabes. La “primavera árabe” nos ha brindado algunas lecciones, pero aún no es seguro que sepamos aprovecharlas. Subsiste la posibilidad de ignorar los cambios, una vez superada la impresión que nos causaron los acontecimientos más llamativos, y regresar a viejos esquemas; o bien de malinterpretarlos.

 

Resulta paradójico que durante la segunda mitad del siglo XX, cuando las lecturas de los fenómenos políticos en clave cultural estaban totalmente desacreditadas en los sectores ilustrados de Occidente, se mantuvieran vigorosas e incluso vieran fortalecido su prestigio, excepcionalmente, en su aplicación al mundo árabe y musulmán. Bajo la idea generalmente aceptada del “hombre globalizado” –que supone, a su vez, una notable simplificación– perecieron con el pasado siglo los últimos intentos de explicar la historia de los pueblos no occidentales, y especialmente sus fracasos, recurriendo a rasgos culturales presuntamente disfuncionales. El marxismo y el esquema neomarxista centro-periferia, primero, y la celebración neoliberal de la globalización, después, condenaron al destierro a este tipo de interpretaciones. ¿Quién explica hoy el subdesarrollo africano recurriendo al análisis de las culturas autóctonas?

 

La “primavera árabe” ha alumbrado un nuevo espíritu…

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