POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 125

¿Es el terrorismo suicida un arma islámica?

Ricard González
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Los atentados suicidas se utilizan en la lucha asimétrica contra ejércitos regulares o gobiernos en Sri Lanka, Cachemira, Oriente Próximo, Chechenia… Pese a sus diversas lógicas, el islam cuenta con un material simbólico propicio para una manipulación que justifica el “martirio”.

El incremento y la magnitud de los atentados suicidas durante la última década han atraído la atención de los medios de comunicación y los expertos en seguridad. El hecho de que la mayoría de atentados suicidas perpetrados hasta hoy hayan sido cometidos por organizaciones fundamentalistas musulmanas ha suscitado la pregunta de hasta qué punto es una práctica terrorista vinculada al islamismo. La cuestión despierta gran polémica, pues su respuesta implica un juicio sobre la naturaleza del islam, lo que ha provocado la politización de muchos análisis.

Es necesaria una precisión antes de hacer un repaso histórico del terrorismo suicida y analizar las motivaciones que pueden estar detrás de su uso. La definición de terrorismo suicida utilizada en este artículo es la de una acción que pretende asesinar a otras personas en el mismo acto que provoca la muerte del agresor. Por tanto, cabe diferenciarlo de las misiones suicidas, a saber, aquéllas en las que el activista asume su propia muerte como resultado de su ataque, puesto que no hay ningún plan de escape, pero en las que la muerte no se produce como resultado directo de ninguno de sus actos, sino de sus enemigos.

La historia de los ataques suicidas está directamente relacionada con la modernidad, dado que es necesario un cierto nivel de desarrollo tecnológico para llevar a cabo este tipo de operaciones. El primer ataque suicida de la historia data de 1881, cuando el zar Alejandro II fue asesinado mientras paseaba en un carruaje por las calles de San Petersburgo, por parte de un activista nihilista que…

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