POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 44

La ONU en su 50º aniversario

Butros Butros-Ghali
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En estos momentos en que se celebra el cincuentenario de la creación de las Naciones Unidas es ocasión de preguntarse cuáles son las perspectivas globales de la institución que los redactores de la Carta de San Francisco concibieron como “un centro que armonice los esfuerzos de las naciones”.

Quisiera tratar de elevarme por encima de las contingencias de la realidad cotidiana internacional y exponer los elementos que, a mi modo de ver, tienen una importancia fundamental para la comunidad internacional del mañana. Me gustaría intentar definir la función que pueden desempeñar las Naciones Unidas en una sociedad internacional que se está mundializando, pero que al mismo tiempo parece haber perdido puntos de referencia tradicionales y sistemas de valores.

Para ello, considero importante remitirse a la letra misma de la Carta y reflexionar sobre las primeras palabras de su preámbulo: “Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas”. Esa exhortación colectiva contiene un mensaje profundo que a menudo se olvida y que, sin embargo, entraña una importante visión de futuro. En efecto, al finalizar la Segunda Guerra mundial, los redactores de la Carta tuvieron la intuición profunda de que la comunidad internacional no iba a estar compuesta por una simple yuxtaposición de Estados soberanos, sino que la organización mundial tendría que encargarse de organizar una nueva solidaridad en todo el planeta.

Ya en su preámbulo, la Carta de las Naciones Unidas predice, de forma implícita pero rotunda, no sólo el surgimiento de una sociedad global y transnacional, sino también la necesidad de un plan colectivo y democrático. Cincuenta años después de la redacción del texto fundador ha llegado el momento de preguntarnos qué se ha hecho con las promesas de la Carta. Cabe decir para empezar que es evidente que hemos entrado en la era de la sociedad global. En la esfera…

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