POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 129

Por una nueva arquitectura financiera multilateral

Francisco Javier Urra
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Considerados en principio inmunes a la crisis actual, Asia, América Latina y África ya están afectados. Las instituciones financieras internacionales deben hacer frente a un doble reto: por un lado, dar respuesta a economías hasta hace poco caracterizadas por su dinamismo y salud, y ahora en una situación de gravedad inusitada; por otro, evitar que estalle una verdadera crisis de desarrollo para los países emergentes y menos favorecidos. Del éxito o fracaso en esta doble tarea dependerá el mundo que emerja tras la crisis. Reformar y fortalecer el Fondo Monetario Internacional y la banca multilateral deben estar entre las prioridades del G-20.

La cumbre de Londres del G-20 era esperada con enorme expectación. Por un lado, la crisis económica se ha agravado desde la reunión de Washington en noviembre de 2008. Pese a las medidas de respuesta adoptadas por los principales países, la situación económica internacional no sólo no ha mostrado signos de mejora, sino que ha empezado a arrastrar a países y regiones que parecían estar relativamente al abrigo de la crisis. Por otro, la cita de Londres suponía el momento de la acción. En efecto, el primer encuentro en Washington sirvió para establecer el origen de la crisis, asumir un plan de acción común y, en último término, institucionalizar –por la vía de los hechos– el G-20 como nuevo foro de decisiones a nivel global. Asimismo, la cumbre suponía el bautismo internacional del presidente Barack Obama, con una reunión muy alejada de las clásicas cumbres protocolarias que jalonan el calendario internacional cada año.

Las decisiones asumidas por los líderes del G-20 han demostrado que  estas expectativas no eran infundadas. Más allá de los titulares de prensa y  las declaraciones grandilocuentes –necesarias como inyección de liquidez  “psicológica”– las cifras y compromisos contraídos por los países son reveladores  de la…

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