POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 13

Un modelo en vías de extinción

Miguel Salvatierra
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La caída del muro de Berlín ha supuesto el último cataclismo provocado por la onda expansiva de la “perestroika” de Mijaíl Gorbachov. La República Democrática de Alemania, el núcleo duro de la Europa comunista, la joya del imperio soviético, ha terminado por reblandecerse y amenaza incluso con estallar. El baluarte residual e inmovilista del estalinismo ha entrado de golpe en un proceso vertiginoso de aceleración histórica que agita a Hungría, Polonia, la URSS y a todo el Este europeo.

La hemorragia humana abierta en la RDA con la masiva huida de refugiados hacia el otro lado del muro fue el detonante que sacó a la luz la esclerosis del “modelo” de los países del Este. A diferencia de la URSS, Hungría o Polonia, la RDA estaba considerada hasta ahora como el país rico del mundo socialista, donde las cosas funcionaban y no existían apenas problemas de alimentación o vivienda. Las especiales y buenas relaciones con la RFA convertían a la Alemania oriental en casi un miembro más de la CE. Era lo que más se identificaba con el llamado “paraíso socialista”. Pero bastó una grieta en el muro, el agujero abierto en Hungría por los conversos a las reformas, y la “suave” presión de Gorbachov, para que todo el viejo régimen cayera con estrépito y se llegue a cuestionar la propia supervivencia de la RDA como Estado.

Aparentemente, en la RDA la gestión comunista no se veía marcada por el fracaso económico o las deplorables condiciones de vida, como en Polonia o la URSS. Las reformas de Gorbachov no se creían necesarias en un sistema al que la dirección comunista no veía grandes fallos estructurales. Bienestar material en lo indispensable, un eficaz aparato policial y el aislamiento físico del capitalismo mediante el muro aseguraban a Berlín Este un absoluto control…

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