POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 84

11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

Veinte días de septiembre

El telón se ha rasgado de arriba abajo, roto por un rayo wagneriano. La lucha política en las democracias ricas aparece ahora como lo que son, triviales. Un rencor de siglos brota de la herida, junto a los detritus de la historia.
Darío Valcárcel
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11 de septiembre. Terrorismo enteramente nuevo: suicidio, secuestradores, instalados durante meses dentro del país, aprendizaje en sus escuelas de navegación aérea, sentido de la propaganda, concertación, horario, prime time. Planificación escalofriante, diseño perfecto, precisión, factor sorpresa. En medio del fuego, humo, polvo, el pánico no llega a apoderarse de las calles de Nueva York. Respuesta ciudadana inmediata, reacción popular. Un líder en Manhattan, el alcalde Rudolph Giuliani. Washington es distinto, ciudad más temerosa, menos cívica. Presidente Bush desaparecido.

12 de septiembre. Analizar giro profundo que abrirá el proceso a medio y largo plazo: fin unilateralismo de Estados Unidos, retrocede el aislamiento. Se acabó el despectivo tono de hace unos meses: por favor, procuren vivir sin nosotros, no nos interesan demasiado los asuntos exteriores. EE UU comprende que su vida se juega en Afganistán, en Pakistán, en Arabia Saudí. Necesidad desesperada de aliados. Además: no podrá ya confundir la lealtad británica, francesa, alemana –probada desde 1949, OTAN– con aliados ocasionales, de añadidura enemigos de la democracia. Riesgos que EE UU debe administrar. Desvergonzado compromiso de Putin poco después de los atentados, oferta a Bush bases rusas Tayikistán, retirada 24 horas más tarde. Algún asesor le advirtió: no enfadar al islamismo, no empujar a más voluntarios musulmanes a Chechenia.

13 de septiembre. Osama bin Laden insiste, soy ajeno a estos ataques. Pero era responsable de los atentados a las embajadas de EE UU en Nairobi y Dar-es-Salam, 1998, también del atentado del año pasado en Aden al destructor Cole, 18 muertos. ¿Por qué estaba libre? ¿Incompetencia de los servicios? Más bien comodidad, pocas ganas de perseguir, no hacer olas. Pero si BL era responsable de 280 muertos en Kenia y Tanzania, ¿por qué no se le capturó? ¿Por qué dejar que durmiera el dossier? Se trataba de no proyectar la imagen de BL, creación servicios estadounidenses y paquistaníes de consuno, años ochenta, fabricación de enemigos contra URSS, invasora de Afganistán. Las contradicciones siempre pasan factura. Aunque BL sea apresado o muerto, el problema seguirá. BL es sólo una cara del problema, un rostro de la frustración islámica, deseo de venganza frente a un mundo libre, rico, próspero, egoísta. Rencor, uno de los móviles de este crimen extraño y monumental. Al Qaeda extendida por más veinte países, algunos occidentales. Difícil respuesta militar. Servicios israelíes, BL en Somalia.

14 de septiembre. Empiezan a precisarse responsabilidades gobierno afgano. Pero no es seguro que ataques contra posiciones talibanes resuelvan el problema: salvo en un punto, esencial en toda guerra moderna, la propaganda. EE UU necesita dar una respuesta (a) justa, o mejor justificada (b) relativamente rápida. Afganistán es una posibilidad. Ver si su gobierno entrega a BL. Pero la cuestión de fondo es otra: los talibanes son producto consumo de masas. Primer problema, la red: su extensión, ramificaciones electrónicas, mecanismos de sustitución, métodos de espionaje… Además de guerra química, bacteriológica, los servicios detallan otras amenazas: a centrales de generación nuclear en EE UU y en el mundo. EE UU tiene el 20% de su electricidad de origen nuclear; Suecia, 40%; España, 32%; Francia, 80%; Alemania, 31%; Japón, 34%.

 

«Con brutal simplismo, Bin Laden cree que la modernidad es fuente de perversión»

 

15 de septiembre. Culpa y fragilidad de Arabia Saudí, extraño reino de 5.000 príncipes y 20 millones de habitantes, cuatro veces extensión España, primer productor petróleo y gas. Estados Unidos llegó en 1991 para dirigir operaciones militares contra Kuwait, sigue todavía en territorio saudí. Nacido en siglo XVIII, wahabismo es dominante: integrismo en estado puro. Monarquía saudí hace juego peligroso, alimenta fundamentalismo para adular a “la calle” en Egipto, Palestina, Afganistán, Pakistán… al tiempo que estrecha lazos con el gran cliente americano. Insistir: contradicciones acaban por salir a flote, pasan factura.

16 de septiembre. El americano está orgulloso de su way of life. Recordemos “Superman Uno”: Usted ¿en qué cree? (What do you believe in? I believe in God and in the American way of life). EE UU, gran densidad de inteligencia. Pero hay también dosis alta de ingenuidad en distintas capas de población: el país es como un niño, se comporta como un muchacho. Lo ocurrido era impensable. Sólo podían ser atacados según pautas propias.

17 de septiembre. Dificultades económicas derivadas del gasto militar (menor en Afganistán, enorme en nuevas medidas seguridad) podrán tener contrapartidas en nuevo impulso comercio mundial. Comercio determina desarrollo, no sólo económico: democracia y comercio, términos hermanos. Diferencia de renta individual entre economías pobres y ricas ha dado base a movimientos de protesta (300 dólares per cápita frente a 30.000): esa diferencia está también detrás del impulso al terrorismo, se da no sólo entre países ricos y pobres sino en el interior de sociedades musulmanas, sobre todo árabes. Forma perversa globalización. ¿Cómo saber si el lado mejor, estabilidad económica impulsada por comercio mundial, es inseparable del peor?

18 de septiembre. Es evidente: en su origen, los terrorismos no son iguales. IRA, ETA o el corso FLNC ¿qué tienen que ver con fundamentalismo afgano, saudí, yemení? Pero al final algo los identifica, ETA mata como matan los servicios especiales de Sharon en Palestina o las Brigadas Ezzedin Al-Qassem, brazo armado de Hamás. IRA o ETA arguyen: matamos de otra manera, estamos en la lucha armada, somos enemigos del suicidio. Advertencias en Vitoria, 1 de octubre, antes en Barajas, 27 de agosto: ambos sin víctimas (“Vean qué carnicería pudimos hacer”). Terrorismos iguales en su componente básico, la muerte, diferentes en lo demás. Integristas afganos o saudíes sostienen que EE UU ha caído en el peor materialismo. ¿Y qué si lo deciden así? El discurso de BL nace de un simplismo cultivado, querido. Europa primero, luego EE UU han pasado por un largo proceso de interiorización de las creencias. Salvo sectores marginales nadie en la Iglesia de Roma defiende un aparato conminatorio. La propia Iglesia proclamó en 1962 su constitución sobre la libertad religiosa. Excepciones como el telepredicador evangelista Jerry Falwell (“Merecemos este castigo”, dijo en TV para vergüenza de EE UU; luego tuvo que rectificar: sentimiento religioso transformado en 10.000 dólares minuto, simonía). Salvo estas caricaturas, las religiones en Occidente apenas condicionan la política. Pero en países islam se ha retrocedido: de la sutileza de los omeyas se ha pasado al fundamentalismo afgano, al wahabismo saudí: un mundo en el que ley, costumbre y fe religiosa se mezclan. La modernidad, así, enunciada con brutal simplismo, es fuente de perversión. La escuela superior, la madrasa, es a veces fuente de meditación, otras, dictado inapelable de la vida, pública y privada. En Afganistán, los ulemas formados en la red privada islámica son menos tajantes que los formados por el gobierno de Kabul, inclinados a interferencias constantes entre vida privada y actividad del Estado (Olivier Roy, Afghanistan, islam et modernité politique). Los ulemas son letrados, no intelectuales: deben dominar el árabe clásico, la interpretación del Corán, la teología del kalâm, la tradición del profeta a través de los hadith, el derecho a través del fiqh. Los ulemas, explica Roy, se sienten, antes que ciudadanos de un país, miembros de la comunidad musulmana, la umma. “Después de un siglo –escribe Bernard Lewis, en Retour de l’islam– los teólogos musulmanes debaten los problemas que plantea a su fe y a su comunidad el efecto incisivo de la modernidad occidental sobre las sociedades islámicas tradicionales, reemplazando en un país tras otro la ley santa del islam por las normas, leyes y valores del Occidente laico”. Lewis cita al imán Jomeini: “El Corán contiene cien veces más versículos relacionados con problemas sociales que con asuntos de devoción. Cojamos cincuenta libros sobre la tradición musulmana, quizá haya tres o cuatro que traten de la oración o los deberes del hombre hacia Dios; algunos otros de moral; pero todo el resto tratará de sociedad, economía, derecho, política, estado”. Sin la política, añade Lewis, el islam no es nada. Hay que conocer, investigar, comprender a este mundo diverso pero compacto de 1.200 millones de creyentes. Sin ese esfuerzo, Estados Unidos y Europa no podrán mantener la paz.

 

«Después de 16 años, EE UU paga su deuda a las Naciones Unidas»

 

19 de septiembre. China, Rusia, ejemplos de aliados ocasionales de EE UU, frente a aliados fiables, Unión Europea. Siempre que se va a la guerra, reaparecen las contradicciones, con toda su fuerza. Y las contradicciones, repetir una y mil veces, pasan factura. EE UU forzado a entenderse con China, renversement des alliances: la República Popular, decidida a seguir la represión de los uighur, minoría étnica frente a mayoría han, uighur dominantes en Xin Jiang. Pekín necesita también que Washington no mire demasiado cuando los chinos sigan liquidando mayoría budista en Tíbet, sur de Xin Jiang, provincia conquistada manu militari, a la que Pekín acusa de separatismo y terrorismo. Brutalidad represión del Imperio del Centro. A China le interesa equiparar la resistencia heroica de los uighur y del budismo tibetano con la ferocidad de BL. China se cree, con razón, un país sutil, pero no debe pensar que EE UU vaya a tragar semejantes ruedas de molino. Es el gobierno chino el que comete atrocidades en Tíbet y en Xin Jiang. EE UU será también medido por su actitud ante China. A pesar del 11 de septiembre, Bush ha anunciado que asistirá mes próximo a reunión APEC, Shanghai. Por otra parte, China enfrentada a India, amiga de Pakistán. Régimen de Musharraf amigo de China, buen comprador de armas, pocos prejuicios en derechos humanos. Pero ésta es la superficie del problema. ¿Por qué las Naciones Unidas no han definido aún el término “terrorismo”? Terrorista es el que asesina a un concejal. Terrorista es quien carece de la legitimidad represora del estado y mata. Pero a cambio, los estados han de firmar un código de derechos humanos. Entonces es terrorista Bush por autorizar 47 ejecuciones en Tejas. No: legalidad de represión de los estados ha de reconocerse como único e imperfecto sistema, por ahora no se conoce otro. Si EE UU relaja sus reclamaciones sobre China en lucha contra terrorismo, perderá legitimidad. Millares de ejecuciones cada año, tortura, trabajo en las cárceles: régimen chino no parece dispuesto a hacer una sola concesión. China mantiene frontera de noventa kilómetros con Afganistán, en Xin Jiang, provincia limítrofe, muy pobre, mayoría musulmana, islam moderado, enfrentado a talibanes afganos. Por primera vez desde 1989, final URSS, China alineada con EE UU en una causa internacional.

20 de septiembre. El enemigo más peligroso al que nos enfrentamos es el hombre de una sola idea. Ésta es una crisis profunda, larga, en la que nada puede intentarse sin combinar legitimidad, dinero y fuerza. Si EE UU acierta a convertir esos tres elementos en uno solo, podrá salir con bien. La legitimidad, imperio de la ley, estado de derecho, pero también la moral de las libertades. La fuerza ha de ir acompañada de ese sentimiento necesario de legitimidad, no puede aplicarse sola: pero es indispensable frente al terror. ¿Y el dinero? Son sobre todo algunos ricos, los que piensan, diseñan, dirigen el terrorismo. La solución no pasa sólo por la ayuda económica –un plan Marshall para los países islámicos– pero la ayuda económica es indispensable. La generosidad no es en este caso un negocio. Pero sin generosidad, sin solidaridad no se avanza. Pero nada de lo que aquí decimos vale para el corto plazo. ¿Qué intereses hay detrás de este proceso? ¿Quién lo dirige? ¿Los estados, las economías, las religiones? Algunos pensamos ingenuamente que son las personas, pero quizá no nos equivoquemos. Son las personas, los hombres y mujeres de carne y hueso las que merecen protección. La secretaria, el broker, el banquero, la becaria de Morgan Stanley… Éste quizá sea el error del fundamentalismo, del integrismo, del terrorismo. El bombero que sube escaleras arriba, contracorriente, aparentando tranquilidad a pesar de su miedo cósmico, imagen opuesta al pánico: sabiendo que es la última vez que sube una escalera, pero decidido a cumplir con su deber, a ayudar a los que bajan, lo cual es otra cosa, quizá generosidad interminable además de sentido del deber, recordando lo que le enseñaron: “Courage is resistance to fear, mastery of fear: not absence of fear”, Mark Twain. La sociedad organizada, a la que pertenecemos no es (o no es sólo) organizaciones superpuestas. Es una capacidad que distingue al hombre, al hombre civilizado; una capacidad que le invita a formularse juicios, a hacerse preguntas, a pasar noches de perplejidad y angustia para hacer luego rápidas y decisivas síntesis morales. Apostar la vida sabiendo que se va a perder, bombero de Manhattan.

21 de septiembre. La Unión Europea atravesará dificultades nuevas pero volverá a avanzar. Habrá de adentrarse por un territorio enteramente distinto, del que no hay planos, ni mapas, ni cartas de navegación. Pero las viejas naciones tendrán que dar pasos inmediatos en su proceso de unidad. Los antiguos gobiernos nacionales son hoy interdependientes. La UE ha de defenderse en común, con sus aliados americanos. Ahora tiene una ocasión única para defender los intereses de los ciudadanos, no sólo de su superestructura. Desde hace cincuenta años la UE ha tenido etapas de avance y largas paradas. Pero nunca ha retrocedido. Hay en su interior una fuerza misteriosa, una dinámica inexorable que le obliga a avanzar. Después de conseguir instituciones comunes, derecho común, moneda común, la crisis del 11 de septiembre impulsará una defensa unida y unos servicios únicos de inteligencia. Los Quince lo saben y ceden fracciones cada vez mayores de soberanía. Cada uno entiende a su modo la llamada hacia la unidad continental. Pero la misteriosa fuerza resurge en cada gran crisis. Y ésta es la crisis mayor desde 1945.

 

asia central 2001

 

22 de septiembre. Musharraf preside hoy una dictadura militar a la que ha interesado mantener un protectorado oficial –no real– sobre Afganistán. El gobierno paquistaní ha procurado desde hace cincuenta años que Afganistán sea un estado débil, sometible. No contaba con los tipos descritos por Joseph Kessel. Pero la implantación del régimen talibán, en el que tanto participaron Pakistán y los servicios americanos, se dirigía a debilitar, no a fortalecer Afganistán. Pakistán siempre necesitó al oeste un vecino débil, que proporcionara “profundidad estratégica” en caso de ofensiva india en Cachemira. Desde la fundación de esta revista hemos insistido en la gravedad del conflicto de Cachemira, su potencial destructor en la región, error de EE UU al lanzar a India a un sistema más y más nacionalista, hinduista, frente al Pakistán musulmán. Pero en India hay cien millones de musulmanes. Etnia pashtún dividida entre Afganistán y Pakistán, etnia punjab dividida entre paquistaníes e indios, a uno y otro lado de frontera Cachemira.

23 de septiembre. En 1968 Fernand Braudel escribe sobre la estrechez crónica de los mercados, el desarrollo imperfecto de los circuitos económicos culpables de muchos conflictos en los últimos doscientos años. “Quand l’economie s’installe et prolifère sous le signe de la liberté”, cuando las cifras de comercio exterior por habitante crecen, la solución negociada está más próxima, la guerra se aleja (La demographie et les dimensions des sciences de l’homme, París).

24 de septiembre. Volver sobre Renan. ¿Qué es una nación? Toda realidad nacional resulta de la herencia histórica de un pasado común unida al deseo manifiesto de vivir juntos, de avanzar en común. Atención al término “común”. La expresión de la voluntad individual, emanada a través de las urnas, es necesaria: pero la nación se basa también en el “sufragio universal de los siglos”. El olvido de ciertos conflictos, de ciertas injusticias pasadas juega un papel esencial: “El olvido, incluso el error histórico, es un factor indispensable para formar la nación”. En una obra ciclópea, destacan estos dos cuadernitos, conferencia de 1882, “¿Qué es una nación?” y “La reforma intelectual y moral de Francia”, 1884. Aquí, Renan escribe: “La consciencia de una nación reside en su parte más cultivada, que suele arrastrar al resto y mandar sobre él. En su origen la civilización ha sido una obra aristocrática, de un pequeño número de nobles y clérigos que la han impuesto por medio de lo que los demócratas llaman fuerza e impostura: conservar la civilización también es obra de una aristocracia”.

25 de septiembre. Epicteto: lo que ha de preocupar al hombre no son los acontecimientos sino el significado que se les da. Advertencia útil cuando se observa el rechazo de los países árabes ante el término coalición internacional (prefieren acción internacional bajo mandato de las Naciones Unidas). Después de 16 años, el primer acreedor de la ONU, EE UU, acaba de satisfacer su deuda. Después de 53 años, una administración republicana apuesta por un Estado palestino.

26 de septiembre. Sentimientos antiamericanos en manifestaciones en Indonesia, Pakistán, Egipto, Líbano, Marruecos, Argelia… La calle vuelve a ser distinta de los gobiernos. Pero hay países –Siria, Arabia Saudí– donde no hay árbol en que se mueve una hoja sin autorización gubernamental. Un diplomático español, buen conocedor del islam: si los terroristas hubieran querido infligir una humillación a EE UU podían haber elegido un domingo… Pero no: se elige un martes porque es día en que los aviones van más vacíos. Seis mil vidas no importan mucho. Ese desprecio de la persona, de cada persona –la secretaria del piso 98, el conserje, el abogado, el banquero, el broker, el becario…–es el lado más duro de esta historia. El suicida: si yo renuncio a mi vida ¿por qué no forzar a estos pasajeros? La primera característica de toda civilización que es el respeto a la vida personal: no a la vida en abstracto. Repetir: la secretaria, el conserje, el abogado… Nunca, en esos países ha existido la menor práctica de las libertades públicas. En Inglaterra, en Suiza, esa práctica se ejercitaba desde hace diez, quince generaciones… El mundo árabe no ha conocido en los tiempos modernos –salvo en sus minorías cerradas, que tenían libertades de orden personal, no libertades públicas– el espíritu democrático del siglo XX. La libertad es poder pensar, no ya decir lo que se piensa. No aceptar lo que ya está: nada está. De modo incipiente, se han dado grados modestos de libertad en Jordania, Marruecos, Líbano, Omán, Egipto… A lo largo del siglo XX los árabes se sintieron engañados como pueblo cuando en 1914 se les pidió, a cambio de su independencia, que se alzaran contra la Sublime Puerta (promesa desvanecida por el protocolo Sykes-Picot, 1916). Más tarde, en 1991, se les volvió a mentir al prometérseles el reconocimiento de Palestina si se incorporaban a la coalición contra Irak.

27 de septiembre. Instrumentos clásicos de los estados parecen insuficientes para defender a los ciudadanos nuevos riesgos. Pólizas de seguros: ¿excluían terrorismo? Problema que moverá miles de millones de dólares. ¿Se trata de terrorismo o de guerra? Volvemos al valor de las palabras (Ferdinand de Saussure, 1896; y antes Aristóteles, la palabra, el logos metido en la naturaleza, fenómeno imposible de explicar, la verdad, la füsüs, es coherente, armónica: en una determinada estación, el manzano da manzanas; las calabazas no dan uvas. Pero el mundo de las palabras, la equivocidad de los significados –guerra, terrorismo– plantean problemas prácticos difíciles de solucionar, pólizas de seguros. La verdad sólo puede expresarse y vivir en el ámbito del logos. Verdad como evidencia. Una vaca es una vaca, no una oveja. Los límites verbales de dos conceptos, “guerra” y “terrorismo”, pueden ser más borrosos y más conflictivos).

 

«El terrorismo suicida quizá sea una moda que la política pueda corregir»

 

28 de septiembre. Hoy, EE UU es la víctima. Su respuesta será contundente pero también, posiblemente, inteligente. Autores que pierden el norte, que discuten sobre cuestiones de hecho y niegan la evidencia, atacan a EE UU por cualquier motivo. Occidente como sociedad, es cierto, ha establecido una frontera, a veces infranqueable, con el mundo del islam. Los británicos han tenido, en ésta y en otras culturas lejanas, grandes especialistas; pero han permanecido en Oxford, separados de la sociedad británica, europea. Lo mismo ha ocurrido con los arabistas franceses, alemanes, italianos, holandeses, españoles… Han profundizado en el fondo de los estudios islámicos, pero se han mantenido aislados, como quien estudia la vida de los coleópteros. Y sin embargo los musulmanes son hombres y mujeres, como los británicos y los españoles. Hace días un profesor (respetable por lo demás) celebraba en Radio Intereconomía el hecho de que en las últimas tres semanas los europeos estudiáramos el islam: “El Corán se agota en las librerías”, dijo con inocente satisfacción. No se avergonzaba de la ignorancia –no tres semanas, tres siglos serían necesarios– sino que se ufanaba del descubrimiento. Apenas nos hemos esforzado por saber, por entender, por ver: hemos paseado –algunos, muy pocos– por Túnez o Egipto, por Irán o India, observando el exotismo de las costumbres como, repetimos, quien observara a los coleópteros. Cuando lo cierto es que se trata de una cultura nacida del mismo tronco que la europea, vecina de ella, imbricada en ella: ilustre, profunda, extensísima. La liberación, leemos en el Corán, nunca nace de la venganza. Ni de la exclusión, la amenaza, el hambre. La liberación procede de la sabiduría, y toda sabiduría tiende hacia la justicia. Un pastor afgano puede ser sabio aunque sea ágrafo mientras que hay banqueros de Francfort que son analfabetos funcionales. En El Divan-i Kebir, a medianos del siglo XIII, una gran figura del sufismo, el Mevlana (maestro) Jalaluddin Rumi se expresaba así: “Nadie ha llegado nunca al Señor/con caballo y armadura./ Hemos dejado el caballo y la armadura/y hemos llegado al Señor”. Quizá convenga releer el capítulo 18 del Apocalipsis, contra el infatuamiento de las ciudades (civilizaciones) que alardean de no conocer el llanto.

29 de septiembre. Pretexto o no, el problema entre palestinos e israelíes, pendiente de resolverse desde 1948, ocupa el centro, uno de los centros, de la tragedia de hoy. En la segunda Intifada, más de 700 palestinos han muerto junto a unos 200 israelíes. Ariel Sharon ha errado al acusar a EE UU de “compromisos como los de 1938 en Munich”, aludiendo al inútil apaciguamiento de Hitler intentado por Chamberlain y Daladier. Es una comparación no sólo desafortunada sino disparatada, que muestra la pérdida de control del primer ministro israelí. Israel debe renunciar a sus asentamientos; Palestina ha de regular, aplazar o reducir el derecho de retorno de sus refugiados. Europa debe apoyar a EE UU –y EE UU debe apoyar a Europa a éste– para llegar a una solución tras el largo conflicto, de ya 53 años. Una vez más, la UE ha de aparecer como una unidad que se supranacionaliza a marchas forzadas. Reino Unido, Alemania, Francia, no se ven en el mapa. Ambos, EE UU y la UE deben comparecer juntos para reconocer los hechos como son: la violencia no tiende a desaparecer del mundo; la maldad individual, como la bondad, la generosidad, son componentes de la vida humana. Las religiosas que entregan su vida a los agonizantes de Calcuta existen, sí, como en el otro lado del espectro aparecen los suicidas. Pero el suicidio es también, digámoslo así, una moda. Una moda que la alta política puede corregir, modular, hasta evitar o controlar su peligrosidad.

 

«El enemigo más peligroso al que nos enfrentamos es el hombre de una sola idea»

 

30 de septiembre. El telón se ha rasgado de arriba abajo, roto por un rayo wagneriano. La lucha política en las democracias ricas aparece ahora como lo que son, triviales. Un rencor de siglos brota de la herida, junto a los detritus de la historia. Sabemos que la mayoría de los políticos no hacen historia. Sorprendentemente, Colin Powell la hace, como la hace Tony Blair. Repasamos nuestras notas, profesor Emilio Lledó, grande y penetrante, empeñado en hacerse pequeño. El hombre homérico, creado por un pueblo pobre, inestable –dotado eso sí del sol mediterráneo– tenía el valor de mantener su optimismo aunque supiera que al final le esperaba la muerte. Aquel pequeño pueblo nos deja esa gigantesca herencia: el diálogo, la historia, el teatro, la democracia, la astronomía, la biología, la poesía, la tragedia, la psicología, todos ellos términos griegos. Supieron aprovechar el legado oriental. Entonces, al oeste, no había casi nada que aprovechar. Los griegos supieron hacer de Platón, –citemos y recitemos a Emilio Lledó– un gran Adán filosófico. Las ánforas tratan de defender la vida, guardar el aceite, el trigo, el agua, el vino… Las ánforas hablan, son una réplica frente al peligro, morir de necesidad. Los suicidas de Manhattan representan lo contrario de los modeladores de ánforas. Su nihilismo, disfrazado de fe religiosa, esconde un hombre desconocido. Un hombre que no siente la filautía de los homéricos, el amor de sí mismo, el respeto de sí. La filosofía no es nada si no es una meditación sobre la muerte. Aunque Spinoza nos advierta que la verdadera sabiduría no es meditación sobre la muerte sino sobre la vida. La vida, capacidad de obrar desde principios que salen de la propia vida. De la hirviente realidad, de los latidos del corazón. ¿Qué impulsaba a aquellos griegos? ¿Qué les movía, por qué alcanzaron ese modelo de vida civilizada? El conocimiento, recuerda Nietzsche, es ceniza si no arranca de la vida, de ahí la fuerza de lo dionisíaco. La vida es voluntad de poder, pero es también voluntad de verdad. Río de la vida, latido continuo. El fondo de la naturaleza es inextinguible: la muerte es su único enemigo. Giordano Bruno, somos parte de la vida infinita. Marchamos siempre, atados al hilo del tiempo, hasta morir: por favor, no adelantar la hora de la muerte. La cultura es, ante todo, capacidad de crear, capacidad de ver, los ojos. Visualidad interrumpida en las Torres Gemelas: de la secretaria, del bombero, del broker y la becaria… La mirada es determinante para la propia dignidad. Visualidad, visión interrumpida, opsis, mírate a ti mismo. Contra aquéllos que tienen un grumo en el lugar del cerebro, volvemos a Emilio Lledó. Pasión e instantaneidad en Dionisos, razón y equilibrio en Apolo. Contra el principio de individuación (por eso Medea mata a sus hijos). Sólo la continuidad de la memoria presta alguna coherencia a la vida: interrupción súbita de 6.000 memorias, también de 700 memorias de palestinos muertos en los meses de la segunda Intifada, casi 200 israelíes, incontables heridos para siempre inhábiles. No hay un tajo definitivo, una frontera discernible entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Dionisos, capacidad de conocer a través de los afectos, las simpatías, los amores (queremos a la gente y no sabemos por qué…). Lo que escribimos nos sobrevivirá. El hombre es un animal que habla, que escribe. El hombre puede hablar a los otros y explicarles lo que es. El mundo schopenhaueriano de las palabras como representación de ideas, ideales, sueños. El hombre encuentra en la lectura un ser. Los autores nos hablan. La palabra es el verdadero invento de los seres humanos. Profético FN: “En un rincón del universo hubo una vez un astro poblado por algunos animales inteligentes que inventaron el conocimiento”. Los suicidas han decidido permanecer mudos, no hablar nunca más. No conocerán esa “inclinación pura y sincera hacia la verdad”. Los griegos sabían que en la naturaleza había una fuerza, una coherencia propia: el asombro ante la naturaleza, ante la vida, hace que nazca la filosofía. Mirada de los griegos. Murmullo de lo natural, lo opuesto al caos. Últimas imágenes del caos, el queroseno que incendia las Torres produce tales quemaduras que quienes pueden se tiran por la ventana. Imagen de la madre palestina que envuelve en la kufya la cabeza de su hijo muerto, de 12 años. La verdad tiene que servir para la vida. La naturaleza está siempre en camino, método significa estar en camino, aporía es el no camino. Esa sabiduría que arranca de Grecia y llega hasta nosotros es la que no conocían los suicidas. Estaba en la red y era disponible, gratis total. La naturaleza está siempre en camino, el atentado a las Torres es un definitivo final del camino. La verdad se expande, es expansiva. La verdad también está en el Corán. La verdad es un desvelamiento. El ataque a las Torres es un telón que se rasga de un tajo y deja al aire las tripas del teatro. Peligro de promiscuidad filosofía-teología. Toda filosofía es una filosofía de liberación. Lo contrario de la liberación es el 11 de septiembre. Varias botellas quedan sin descorchar, vino pasado, malo. Tres profesionales de la sospecha, FN, CM, SF, temen que son botellas imposibles de beber. Complejidad creciente del mundo. ¿Hay demasiadas frases hechas en la verdad, demasiados enterramientos, nichos, columbarios? Aristóteles y su defensa del sentido unívoco de las palabras. ¿Gato encerrado? Sí, lo hay: aunque le obligaremos a guardar silencio. Que no maulle. Pero al final, hay algo que se entiende: la verdad es móvil, quiere a veces escapar. El nihilismo está siempre al acecho, a la vuelta de cada esquina. Pero quizá no sea un mal solar sobre el que edificar: así lo creía al menos FN, tras la lectura de “El mundo como voluntad y representación”. Sí, se puede empezar defendiendo el nihilismo y acabar en el grado máximo de inmortalidad, el eterno retorna. En todo caso, qué difícil, qué asfixiante vivir la vida sin un cierto margen para, digamos, algún afecto (nos da tanta vergüenza recurrir a ese término –amor– a medio camino entre Parménides y C. Tellado). Las buenas tendencias del corazón son un componente necesario de la vida, y esto no parecía ni siquiera sospecharlo los pilotos y secuestradores suicidas de los cuatro aviones. ¿Qué clase de existencias individuales produce este extraño extraño sistema que hemos inventado? Volvamos a los griegos: nuestro maestro cuenta cómo al final la vida sólo puede vivirse con el concurso de cuatro componentes, logos, ésto es, palabra, razón, esfuerzo de la razón; theoria, construcciones levantadas a partir del logos; eleuthería, es decir, libertad, instrumento sin el que no hay verdadera vida; y paideìa, un camino interior que hay que recorrer bajo la dirección de alguien que ya lo tenga recorrido previamente; transmisión del saber, pero sobre todo, labor personal por la que quien enseña, con amor a los que enseña, les acompaña, les muestra lo que la vida es. Éste es el mundo griego, salvado del olvido por los sabios árabes, desde el siglo V al IX; gracias a ellos, llega a nosotros, poco después de la muerte de Carlomagno. Leemos y volvemos a leer, ocho, nueve, diez veces. Y por fin, a la vez número once, entendemos.