POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 127

Wangari Maathai, semilla africana

Áurea Moltó
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Bióloga, activista por la defensa del medio ambiente y los derechos de las mujeres, el premio Nobel de la Paz en 2004 no la ha alejado de su país, Kenia. En la actualidad está volcada en la reconciliación entre las comunidades étnicas. ‘Hemos perdido demasiado tiempo y energías’.

 

«África necesita líderes”. En su análisis sobre cualquier asunto africano, Wangari Maathai (Nyeri, 1940) llega a la misma conclusión. Tras estudiar en Estados Unidos y Alemania, Maathai empezó a trabajar en 1975 por la conservación del medio ambiente, la reducción de la pobreza y la movilización de las mujeres. En 1977 creó el Green Belt Movement (GBM), dedicado a llevar a cabo esos objetivos a través de la plantación de árboles (40 millones hasta la fecha). Fue miembro del gobierno en 2002. Ganó el Nobel de la Paz en 2004. Una oleada de violencia interétnica sorprendió al mundo como consecuencia de las elecciones de diciembre de 2007 en Kenia, uno de los países más estables de África. Hoy, el presidente, Mwai Kibaki (kikuyu), y el primer ministro, Raila Odinga (luo), comparten el poder en un frágil equilibrio. Maathai redobló desde entonces su activismo en favor de la reconciliación, pero es clara: “los responsables de esa violencia deben ser juzgados”, como recomienda el informe presentado a Kofi Annan el pasado octubre por Philip Nyamu Waki. Un despacho funcional, con plantas y fotos: plantando un árbol con Barack Obama, junto a Annan, Oprah Winfrey, María Teresa Fernández de la Vega. Recién llegada de Brasil y rumbo a Suráfrica, hace una escala en las oficinas del GBM en Nairobi.

Áurea Moltó. Usted estudió en EE UU durante el movimiento por los derechos civiles en la década de los sesenta. ¿Imaginó la posibilidad de ver algún día un presidente negro en ese país?

Wangari Maathai

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