Los votantes hacen cola en un colegio electoral en Montevideo durante las elecciones generales de Uruguay el 27 de octubre de 2019/GETTY

Uruguay vota: cambio versus continuidad

Castellar Granados y Asbel Bohigues
 |  30 de octubre de 2019

El 27 de octubre Uruguay acudió a las urnas para elegir al presidente y vicepresidente de la República, así como la composición del Parlamento bicameral, con 99 diputados y 30 senadores, para el próximo ciclo 2020-2025. La cita electoral se celebró en un clima de expectación: después de 15 años de gobiernos frenteamplistas, la oposición tenía opciones reales de llegar al poder. Finalmente, los pronósticos de las encuestadoras se cumplieron y habrá balotaje. Daniel Martínez, candidato del oficialista Frente Amplio (FA), en el gobierno desde 2005, y Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional (PN), se enfrentarán el 24 de noviembre para convertirse en el próximo presidente de los orientales.

 

Frente Amplio

El FA, coalición de izquierdas que sostiene la titularidad del gobierno desde 2005, fue el partido más votado con un 39,17 %, pero no consiguió la mayoría absoluta que establece la legislación uruguaya para formar Gobierno. El líder frenteamplista Daniel Martínez fue el primero de los candidatos en salir a hablar públicamente cuando las encuestadoras acababan de dar a conocer las primeras proyecciones. Ataviado en una bandera nacional y acompañado de su compañera de fórmula, Graciela Villar, el candidato del oficialismo anunció que “darán batalla” en el balotaje y resaltó que su formación había sido la más elegida entre los uruguayos. El clima no era de victoria pues los resultados no fueron los esperados en filas frenteamplistas. No se alcanzó el 43% propuesto como meta y el balotaje deberá enfrentarse en un clima no favorable.

El FA perdió ocho puntos porcentuales en relación a los resultados obtenidos en 2014, lo que supone su peor caída desde la victoria de Tabaré Vázquez en 2004. Además de hacer alusiones a Artigas, prócer de la patria uruguaya, Martínez también se refirió en su discurso a Batlle y Ordóñez, Wilson Ferreira Aldunate y Líber Seregni, líderes históricos del Partido Colorado (PC), PN y FA respectivamente, con lo que el líder oficialista ya comenzó a buscar apoyos para la contienda de noviembre en los sectores más virados a la izquierda del resto de partidos.

 

Partido Nacional

El gran triunfador de la noche fue el PN, que consiguió el 28,59 % de los votos, alzándose como el principal favorito de cara a la segunda vuelta. El gran desafío para su líder Luis Lacalle Pou será lograr conciliar en su propuesta las visiones de los distintos partidos, cuyos apoyos necesita para convertirse en presidente. Formarán la coalición ante un eventual Gobierno encabezado por el PN. Desde el nacimiento de la democracia en Uruguay, los blancos, solo han gobernado el país en dos ocasiones, siendo su última presidencia la del periodo 1995-2000 encabezada por Luis Lacalle Herrera, padre del actual candidato del partido.

Lacalle Pou fue el último en compadecer ante la ciudadanía oriental bajo un clima de total júbilo en la sede central de su sector. Entre banderas blancas también podía atisbarse alguna colorada y de Cabildo Abierto (CA), lo que ya prevé el futuro acuerdo entre partidos. Previamente, su compañera de fórmula, Beatriz Argimón, anunció que “ahora sí” llegará un proyecto que una a todos los uruguayos. El líder nacionalista resaltó que el futuro Gobierno, aunque encabezado por su partido, será multicolor y de alternancia. “Hay que hacerse cargo”, expresó el candidato del PN.

 

Partido Colorado

Por su parte, el Partido Colorado (PC), estructura que sostuvo la titularidad del Gobierno durante gran parte de la historia uruguaya, fue la tercera fuerza más votada con un 12,32% de los sufragios. Su líder, el economista Ernesto Talvi, fue el primero en convocar a su electorado a apoyar la propuesta de Lacalle Pou. A pesar de que sus resultados no fueron los augurados hace unos meses, el papel del PC será clave en la conformación de la coalición. Su votación fue muy similar a la de 2014 y sigue confirmando la tendencia que se da desde 2004 cuando perdió la titularidad del Gobierno a favor del FA y comenzó una etapa de debacle electoral, llegando incluso a hablarse de su extinción. Hoy, con 183 años de historia, el partido que más veces ha gobernado el Uruguay se sitúa como tercera fuerza a tan solo tres puntos de Cabildo Abierto (CA), novel partido nacido en abril y encabezado por un militar.

 

Cabildo Abierto

La gran novedad de la elección la presenta CA, partido liderado por Guido Manini Ríos, ex comandante jefe del Ejército, retirado de su cargo por el presidente Tabaré Vázquez. CA consiguió el 10,88 % de los apoyos y se sitúa como cuarta fuerza en el escenario político, lo que sorprende en un país que cuenta con una larga tradición de continuidad en los partidos. Manini Ríos, de quien se llegó a decir que podía llegar a disputarle a Talvi la tercera posición, también anunció su apoyo público a Lacalle Pou. La inclusión de CA en la coalición sería el mayor reto al que tendrían que enfrentarse los blancos, ya que la formación de Manini representa una visión más derechista dentro de un sistema político acostumbrado a rehuir los extremos. Esta será una de las principales bazas con las que jugará Daniel Martínez para desmontar el voto al PN.

Otros partidos también comunicaron públicamente su apoyo a la Lacalle Pou. Edgardo Novick, líder del Partido de la Gente (PdG) y Pablo Mieres, candidato del Partido Independiente (PI) anunciaron su compromiso con la propuesta del líder blanco. El PI sufrió un gran batacazo al no llegar al 1% de los sufragios y perder su banca en el Senado, ocupada por el mismo Pablo Mieres.

 

El Uruguay de los dos bloques

Tras los resultados del día 27, ahora comienza otra campaña en la que son dos bloques los que tendrán que convencer a la ciudadanía para que apoyen su proyecto de país. Por una parte, el PN secundado por los apoyos de CA, PC, PdG y PI promoverá un Gobierno de alternancia en el que tendrá que conciliar visiones diferentes; el candidato blanco habla así de “gobierno multicolor”. Por otra parte, el FA deberá defender sus propuestas programáticas y la certeza de lo alcanzado hasta ahora. No en vano, el lema de campaña es “No perder lo bueno, hacerlo mejor”.

Los resultados y los movimientos de los partidos tras conocerse los candidatos al balotaje demuestran que en Uruguay la competencia política está conformada en torno a un eje izquierda-derecha con un sistema de partidos en equilibrio donde el electorado se mueve en torno a dos bloques. Los partidos políticos y sus propuestas programáticas siguen siendo protagonistas en un país donde la participación superó el 85% (el voto es obligatorio)

 

La conformación del Parlamento

Gane quien gane en el balotaje, no contará con mayoría parlamentaria. La aprobación de la legislación deberá negociarse en las dos Cámaras. El FA pierde la mayoría en ambas, algo que mantenía desde 2005, y acceden al Parlamento dos partidos sin experiencia legislativa: CA y PERI (ver Tabla 1). Resulta llamativo que a pesar de la candidatura y relativo éxito inicial de Talvi, desde el PC los resultados legislativos no hayan variado. No obstante, ahora los 13 diputados y 4 senadores colorados pueden ser clave para la formación de mayorías legislativas.

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El miedo no es la forma

El otro gran tema de la campaña que se decidía junto a la elección presidencial y legislativa era la reforma constitucional promovida desde uno de los sectores del PN en respuesta a la creciente inseguridad experimentada en el país rioplatense. El proyecto “Vivir sin miedo” propuesto por Jorge Larrañaga fue finalmente rechazado al ser aprobado únicamente por el 46% de la ciudadanía, aunque es de destacar que dicha propuesta contó con más de un millón de votos. La campaña del no tuvo un gran despliegue en los últimos meses y finalmente los “pañuelos rojos” se impusieron contra la papeleta del sí a la reforma.

 

Rumbo al balotaje

Así, en un clima de tolerancia y sin cuestionamiento de los resultados, los ciudadanos orientales acudieron a las urnas. El próximo Gobierno de Uruguay no lo tendrá fácil y, como en otras ocasiones de la historia reciente del país, se verá obligado a pactar y buscar el consenso para obtener gobernabilidad; ya hubo coaliciónes de blancos y colorados en los 90. La llamada “combinación difícil” que conjuga un sistema presidencialista con un esquema multipartidista en el Parlamento hará necesaria la materialización de pactos. Habrá que esperar al próximo 24 de noviembre para conocer si los uruguayos eligen cambio o continuidad.

De momento ya son hechos la pérdida de mayoría del FA, que Lacalle Pou intentará por segunda vez ganar un balotaje (ya lo hizo sin éxito en 2014), que no ha triunfado el proyecto “Vivir sin miedo”, y que irrumpe en escena con más del 10% de los votos una fuerza derechista encabezada por un militar.

 

 

3 comentarios en “Uruguay vota: cambio versus continuidad

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