AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 51

#Afkar51: Un regalo para el Sultán

Editorial
 | 

El 15 de julio de 2016 telespectadores de medio mundo pudieron ver un golpe de Estado en directo. Atónitos, como si de una película se tratara, vieron cómo soldados del ejército ocupaban los puentes sobre el Bósforo, mientras la tecnología globalizada permitía a Erdogan, detractor a ultranza de las redes sociales hasta entonces, instar a los turcos a salir a la calle en su apoyo. Muchos golpes militares se habían sucedido en el siglo XX, pero en el XXI los turcos se negaron a aceptar la superioridad militar sobre los poderes civiles. Fuera por mala planificación, falta de apoyo, desafección popular o por una gestión más o menos hábil del presidente, el golpe fracasó. Pero nada bueno podía surgir de ello.

Turquía fue un día modelo de Estado moderno, laico, democráticamente más avanzado que la mayoría de sus vecinos y con un gobierno islamista que, excepcionalmente, jugaba al juego democrático a la perfección. El gobierno del AKP, con Erdogan a la cabeza, fue el que más progresó en reformas para acercarse a la anhelada Europa y en medidas para afrontar el problema kurdo con aperturas de diálogo sin precedentes. Turquía, ideal de economía eficiente, de convivencia entre laicismo e islamismo, espejo en el que se han reflejado muchos movimientos y partidos islamistas al sur del Mediterráneo, está hoy en entredicho.

Sin ambages, Erdogan lo anunció rápidamente: “el golpe es un regalo caído del cielo”. Sin duda lo ha sido, aún a riesgo de que esté envenenado. El golpe le ha ayudado a recuperar su popularidad. A pesar de los críticos, ningún partido político turco cuestionó su legitimidad, ni el más feroz oponente. Por otra parte, le ha permitido llevar a cabo una purga no solo contra los leales al movimiento gülenista, acusado de estar detrás de la intentona golpista, sino…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO