AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 49

Arabia Saudí se planta

Ana Echagüe
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La sensación de inseguridad regional, agravada por la firma del acuerdo nuclear con Irán, ha llevado al reino a optar por una política exterior más asertiva y militarista.

Arabia Saudí ha reaccionado con rotundidad al convulso panorama regional que se perfila desde los levantamientos árabes de 2011. La política exterior de Riad, tradicionalmente cauta y conciliadora, se ha vuelto mucho más asertiva y militarista. En su esfuerzo por tomar las riendas y defender sus intereses, el reino ha reforzado sus tradicionales herramientas de poder blando –el uso de ciertos medios de comunicación, los incentivos financieros y las credenciales religiosas– con el uso de la fuerza. La incertidumbre y la polarización derivadas de los levantamientos han ahondado en la sensación de inseguridad y vulnerabilidad que arrastran los saudíes desde la invasión de Irak en 2003 y han llevado a este viraje en su política exterior. La firma del acuerdo nuclear con Irán en julio de 2015 ha agravado este sentimiento de inseguridad al reflejar, desde la perspectiva saudí, el consentimiento de Occidente a la hegemonía regional iraní.

 

Confrontación con Irán

Aunque la competición entre Irán y Arabia Saudí por desempeñar un papel dominante en la región se remonta a la revolución islámica de 1979, los cambios en el equilibrio de poder a raíz de la invasión de Irak en 2003 y el consiguiente asentamiento de un gobierno chií apoyado por Teherán recrudecieron la pugna entre las dos potencias regionales. A lo largo de la última década, la falta de influencia saudí en el Levante, sobre todo en Siria e Irak, o en Gaza, contrastaba con las maniobras de Irán en Irak, su alianza con Siria y su apoyo a Hamás y Hezbolá. Riad vio en los levantamientos de 2011 una oportunidad para inclinar la balanza a su favor en su…

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