POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 139

Chile: el cambio político con estabilidad

Gonzalo D. Martner
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El terremoto del 27 de febrero de 2010 y el accidente en la mina San José en agosto han desencadenado un sentimiento de unidad que eclipsa el significado de la transformación política sucedida en Chile en el último año. ¿Qué ha supuesto la llegada de Sebastián Piñera?

Las más recientes elecciones democráticas suramericanas (Uruguay en noviembre de 2009, Bolivia en diciembre del mismo año, Colombia en mayo de 2010 y Brasil en octubre) consagraron una renovación de la confianza de los ciudadanos en los liderazgos de continuidad de los gobiernos respectivos. No fue este el caso de Chile.
Después de 20 años de gobierno y de ganar cuatro elecciones presidenciales, con Patricio Aylwin (1990-94), Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), Ricardo Lagos (2000-06) y Michelle Bachelet (2006-10), la coalición de fuerzas de centro-izquierda denominada Concertación de Partidos por la Democracia quedó en minoría en las urnas en enero de 2010. Ganó la elección presidencial una personalidad de centro-derecha, Sebastián Piñera, que no estuvo vinculado al régimen militar de 1973-89, pero cuya coalición de apoyo incluye a sus herederos políticos. La derecha civil chilena no ganaba una elección democrática desde 1958.

La alternancia en Chile entre Bachelet y Piñera ha ocurrido sin grandes sobresaltos políticos, aunque en medio de situaciones bastante particulares. El 27 de febrero de 2010, dos días antes del cambio de gobierno, Chile sufrió el quinto mayor terremoto nunca registrado, que provocó la destrucción de una parte importante de la zona costera y de los cascos antiguos de las ciudades del centro-sur del país. Volvió a quedar en evidencia que es el país de mayor intensidad sísmica en el mundo.

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