POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 181

Sebastián Piñera durante un acto de campaña electoral (Santiago de Chile, 9 de noviembre de 2017). GETTY

Chile Vamos, propuesta para el futuro del país

Sebastián Piñera vuelve a la presidencia de un país más fragmentado políticamente, con un escaso margen para las reformas y una clara apuesta latinoamericana hacia el Pacífico.
Esther del Campo
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La contundente victoria de Sebastián Piñera en Chile en las elecciones del otoño de 2017 no solo ha mostrado –de nuevo– la limitada capacidad de las encuestas para acertar, sino la previsibilidad de la cultura política chilena, que prefiere certezas y cambios graduales frente a un horizonte político más fragmentado y, en consecuencia, más incierto. Piñera, candidato de Chile Vamos (alianza que integra a los partidos de derecha del arco parlamentario chileno, Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente), ganó con nueve puntos de diferencia en la segunda vuelta al candidato oficialista, Alejandro Guillier. Los sondeos apostaban por un casi empate entre ambos.

Guillier (apoyado por el bloque de centroizquierda Nueva Mayoría) no supo romper los recelos de ciertos sectores de “la vieja concertación” (tanto socialistas como demócrata-cristianos), pero sobre todo no supo encandilar a buena parte de los votantes del Frente Amplio, tercera fuerza política en disputa (integrada por 14 partidos y movimientos, desde humanistas hasta liberales de izquierda). No fue suficiente con los actos de fin de campaña (como la participación del expresidente uruguayo José Mugica) o una aproximación del discurso de Guillier a las propuestas más radicales del Frente Amplio, como la convocatoria de una Asamblea Constituyente, en un intento de captar a sus votantes, concentrados en la primera vuelta en torno a la figura de Beatriz Sánchez.

 

Una abstención creciente: ¿Partidos a la deriva?

 

El primer rasgo destacable del proceso electoral chileno ha sido el elevado porcentaje de abstención. Desde la entrada en vigor de la Ley de Inscripción Automática y Voto Voluntario en 2012, la participación electoral ha ido cayendo; si bien es cierto que este hecho viene produciéndose casi desde el retorno a la democracia en 1989. El descenso paulatino de los votantes desde un 86% (1989) a un 49% en las…

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