Autor: Nazen Maarouf
Editorial: Alianza Editorial / Nabona
Fecha: 2019
Páginas: 160

Chistes para milicianos

Hanan Jasim Khammas
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¿Pueden reírse las víctimas de sus perpetradores? Tanto Mazen Maarouf como sus traductores en español, Ignacio Gutiérrez de Teráncatalán, y Margarita Castells i Criballés, parecen creer que sí, que el humor es un instrumento de resistencia. En marzo de 2019, las editoriales Alianza y Navona celebraron la publicación y la presentación del libro Chistes para milicianos, escrito originalmente en árabe por Mazen Maarouf. El título ya declara que Maarouf es un autor inquietante y traducir textos como este del árabe es una labor de valientes, ya que el reto de traducir esta característica persiste a lo largo del libro tanto en el nivel lingüístico como en el contenido.

Maarouf nació en Beirut en 1978, hijo de refugiados palestinos. Había sido profesor de química antes de dedicarse plenamente a la escritura. Se le ofreció asilo en Islandia, donde ahora vive, escribe y traduce literatura islandesa al árabe. Su escritura plasma las múltiples capas de su propia identidad, lo que lo convierte en una de las voces más curiosas de la literatura árabe contemporánea.

Chistes para milicianos contiene 14 relatos breves marinados con humor escéptico y brillantes estrategias narrativas. Estos son narrados desde la imaginación de niños abrumados por una temprana paternidad, sus mundos transgreden la realidad con aventuras oníricas y elementos propios de la literatura fantástica que nos hace pensar en la obra de Cortázar, Le Clezio y Chéjov, entre otros. Para los lectores de textos árabes, Chistes para milicianos representa una parte importante de un fenómeno literario nuevo en la narrativa contemporánea. Este fenómeno se caracteriza por violencia poética y lingüística, vivida por una nueva generación literaria que rompe con los modelos establecidos y se expresa particularmente en narrativa. Obras como las de Hassan Blasim, Sinan Antoon, Buthaina Al Issa y el mismo Mazen Maarouf, parecen tener el objetivo de darles voz a los sujetos subalternos y reestructurar el imaginario colectivo llamado, injustamente, “mundo árabe” en singular.

Los relatos de Maarouf se distancian de las numerosas obras traducidas del árabe que tienen en común el interés por confirmar las fantasías orientalistas y que llenan el mercado literario con exotismos, sexualidad estigmatizada, vidas precarias y cuerpos vulnerables. Dichas representaciones, que nacieron en la época de la Europa colonial y persisten hasta hoy en el discurso de propaganda de guerra, convirtieron los múltiples mundos árabes en un relato único cuyos agentes son el islam, la violencia, la desigualdad de género y el victimismo. Los relatos de Chistes para milicianos, en cambio, destacan por su resistencia ante esas fantasías que buscan convertir, una vez más, las identidades de Oriente Próximo en un grotesco producto colonial. Las voces de los relatos se empeñan, con la sutileza de un artesano, en pulir las fábulas de modo que visibilizan a los árabes como sujetos con aspiraciones y conflictos mundanos que van más allá de solo ser víctimas de guerras y procesos coloniales.

Sin embargo, no se alejan de la realidad material del sufrimiento humano fruto del colonialismo, el sectarismo, además de la complejidad socioeconómica de la zona. La guerra civil libanesa, por ejemplo, y la brutalidad de las milicias, están presentes en el fondo de la mayoría de los relatos. También la marginalidad del refugiado y el pobre en la gigantesca vida urbana de ciudades crueles como Beirut. La premisa de Chistes para milicianos, en este aspecto, es reconocer que, a pesar de las monstruosidades que crean las guerras, la humanidad de sus víctimas prevalece y es invencible.

Chistes para milicianos, en definitiva, es una composición compacta de trucos, escenas y acontecimientos de los más extraordinarios, pero, sobre todo, es una combinación de emociones, un llamado para alzar las voces silenciadas y las miradas discriminadas. Estos cuentos, aparte de ser un campo fértil para el estudio filológico y literario, son un puente de diálogo entre literaturas, lenguas y subjetividades.