POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 142

Conseguir la Alemania que Europa necesita

Ulrike Guérot y Mark Leonard
 | 

Desde el estallido de la crisis del euro en 2010, Alemania se ha situado en el centro de todas las decisiones y todas las críticas. Quien fuera el principal motor de la Unión Europea se muestra hoy escéptico y decepcionado. ¿Cómo atraer de nuevo a los alemanes?

 

Rara vez ha tenido Alemania tanta importancia en Europa –o ha estado tan aislada– como en la actualidad. Alemania ha tenido la mayor economía europea desde que se inició el proceso de integración pero, desde el comienzo de la crisis del euro en 2010, ha habido una especie de “momento unipolar”: ninguna solución a la crisis era posible sin Alemania o contra Alemania. Al mismo tiempo, desde Grecia hasta Libia, se ha visto a los alemanes cada vez más evasivos, ausentes e impredecibles. Aunque ha insinuado ahora que hará lo que haga falta para salvar el euro, gran parte de la Unión Europea está preocupada por el modo en que se hará. A muchos les parece que una República Federal cada vez más poderosa e independiente está renegociando los dos principios fundamentales que han guiado su política exterior durante décadas: la integración europea y la alianza occidental. Algunos incluso advierten de que está sentando las bases de un nuevo Sonderweg, o camino especial.

 

Aun así, muchos alemanes se sienten más víctimas que agresores. En concreto, se sienten traicionados por el proyecto europeo con el que en su día se identificaban quizá más que cualquier otro Estado miembro, aunque parece que ya no es así. Los medios de comunicación alemanes están con razón orgullosos de las reformas que su país ha llevado a cabo durante la última década, que han impulsado la productividad y la competitividad de una economía antes lastrada por los costes de la unificación. Pero la crisis del euro…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO