AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 36

Consejo Nacional Sirio: crónica de un fracaso anunciado

Ignacio Álvarez-Ossorio
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El CNS se ha visto obligado a renunciar al monopolio de la oposición incorporándose a una nueva plataforma reconocida como representante legítima del pueblo sirio.

Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante

El Consejo Nacional Sirio (CNS) nació con la voluntad de unificar a la oposición, mantener el carácter pacífico de la revuelta e instaurar una Siria democrática, plural y civil tras la caída del régimen de Bashar al Assad. Catorce meses después se ha visto obligado a rendirse ante la evidencia de su fracaso e incorporarse a la nueva Coalición Nacional de las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria.
La revuelta siria arrancó el 15 de marzo de 2011. Como en otros países árabes, la población salió a las calles para demandar la caída del régimen autoritario, la derogación de las leyes de emergencia y el restablecimiento de las libertades públicas. Después de varias tentativas fallidas, el 23 de agosto de ese mismo año se anunció la creación del CNS que se cifró como objetivos respaldar las movilizaciones populares y luchar a favor de la libertad, la dignidad y la democracia.
Fueron necesarios cinco meses para que los grupos de la oposición siria vencieran sus diferencias y se pusieran de acuerdo en torno a la distribución de poder. El Consejo estaba compuesto por los Hermanos Musulmanes, los Comités de Coordinación Locales (CCL), la Declaración de Damasco, el Bloque Nacional, el Bloque Kurdo, la Organización Democrática Asiria, figuras independientes y dirigentes tribales. Desde un primer momento se puso especial énfasis en que el CNS debería reflejar la heterogeneidad de la sociedad siria en lo que se refería a su diversidad confesional (musulmanes suníes, alauíes, drusos e ismaelíes y cristianos de diferentes iglesias), étnica (árabes, kurdos, asirios, turcomanos, etcétera) e ideológica (laicos, islamistas,…

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